«Mi abuela vivía junto al antiguo hospital Los Arcos y he visto cómo el barrio ha perdido toda su actividad. Se han cerrado negocios y servicios», lamenta Francisco Javier Sánchez Belmonte. Por eso, este joven estudiante de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) decidió buscar una solución para resucitar el otrora centro hospitalario y convertirlo en algo útil, práctico y, sobre todo, vivo: el viejo edificio puede ser una escuela de hostelería, así como una residencia universitaria durante los meses de invierno, mientras que en verano podría transformarse en un hotel y funcionar como estación náutica.

Toda su idea, plasmada tras dos años de esfuerzo, ha sido desmenuzada en su trabajado final de carrera -el ahora llamado TFG- para la Escuela de Arquitectura y Edificación de la UPCT. En su proyecto, el egresado arquitecto también plantea una zona de degustación de gastronomía local e itinerarios turísticos desde la propia cubierta del edificio hasta el mar a través del fondeadero.

«El edificio se dedicaría en invierno a la formación para el empleo y al turismo en verano», sintetiza su autor. El proyecto buscar dar respuesta al problema de la estacionalidad de la actividad en Santiago de la Ribera. También intentaría paliar la ausencia de una escuela de hostelería en el Mar Menor y sería un lugar de encuentro para los estudiantes de la facultad de Ciencias del Deporte de San Javier, al tiempo que vincula alojamiento con oferta de actividades para adecentar la estación náutica.

«Las habitaciones y las cocinas tendrían un uso doble y compatible uso y se mantendría durante todo el año la actividad en la zona», detalla el joven. «El edificio se convierte en paisaje al incorporar el viento en la fachada gracias al movimiento pendular de una teselas suspendidas, que asimismo servirían para refrescar la temperatura», completa su tutor, Jaume Blancafort.

El alumno expondrá en julio las láminas de su TFG en el ayuntamiento de San Javier, cuyo alcalde se mostró interesado por el proyecto. «Su trabajo es un ejemplo de la función pública de la arquitectura, respondiendo a problemas reales», alaba su tutor, quien concluye: «No estamos para nuestros egos, sino para dar un servicio a la sociedad».