Si no es una helada es un aire huracanado, y si no una granizada. El caso es que el agricultor está siempre pendiente de unas condiciones meteorológicas que van a condicionar su cosecha y su futuro. Por estos motivos, la lucha entre el sector y el clima adverso es constante durante todo el año.

Y si hace unos meses, la polémica venía de la mano de los humos que se producen en invierno para luchar contra el hielo, ahora, cuando el sol ya calienta y sirve de mecha para que crezcan nubes de tormenta, los agricultores cuentan con otro importante enemigo que les acecha: el granizo.

Desde hace varias décadas, los agricultores han venido acudiendo a diferentes métodos para ahuyentar los negros nubarrones cargados de piedra de los cielos sobre sus tierras. El yoduro de plata es uno de los sistemas más antiguos y a la vez más cuestionados. Por un lado estaban los que aseguraban que este compuesto químico derretía el granizo o lo hacía más pequeño para promover más cantidad de agua, de modo que los daños a las cosechas eran menores. Sin embargo, sus detractores argumentaban que el yoduro de plata deshace las nubes y aleja las lluvias.

Lejos ya de aquella polémica que estuvo en la calle en los años 80, ahora, un nuevo artilugio ha despertado las sensibilidades de algunos vecinos, que han 'encendido' las redes sociales en contra de los 'cañones antigranizo', un aparato denominado 'Cañón Vortex' (cañón que dispara vórtices), es decir, un disparador que es capaz de generar un aro, similar a los que un fumador puede realizar con el humo de su cigarrillo, y que, además, calienta el aire en su interior. Los aros se lanzan continuamente, cada 20 segundos aproximadamente y dependiendo de la intensidad de la tormenta, creando su propia atmósfera mucho más calidad y, por ende, idónea para derretir el granizo y convertirlo en agua, evitando los daños en los frutales.

Pero los que están en contra, principalmente grupos naturalistas y algunos agricultores de secano, creen que no solo se deshace el granizo, sino que se elimina la tormenta entera, alejando la posibilidad de que caiga la ansiada lluvia sobre los campos.

Por otra parte, y dado el fuerte sonido que producen los lanzamientos que llevan a cabo estos cañones, también se ponen en entredicho sus 'negativos efectos', sobre todo para la fauna de la zona. No se sabe con exactitud el número de cañones de estas características existentes en el norte de la Región, aunque sí hay constancia de instalaciones en Cieza y Jumilla que, en principio, contarían con el permiso del estamento correspondiente.