Estrenó unos zapatos de charol, de corte salón, con un lazo y una hebilla dorada. Una falda acampanada y una blusa de raso blanco, todo ello diseño exclusivo de su madre, que se inspiró en unos patrones del Burda, una revista de moda alemana que hizo furor en la década de los 80. Era su primera Nochevieja fuera de casa y con su primer novio oficial, ese con el que no se casó y que le rompió el corazón sin contemplaciones.

Todos estos recuerdos han vuelto a su memoria al ver la pala excavadora entrar en la Super Chuys, una discoteca de culto en los 80 y principios de los 90, donde miles de murcianos y jóvenes de otros de provincias límítrofes dieron sus primeros besos, conocieron a sus parejas o ligaron con un amor de juventud que aún permanece en sus recuerdos por lo breve y lo intenso del momento.

Esa Nochevieja de 1988 fue mítica (y no precisamente por el modelito del Burda que lució, del que ahora reniega) para ella, como también lo fue esta sala de fiestas, que se coronó en el ocio nocturno de la época con aglomeraciones para entrar, bailes desenfrenados y conciertos impensables. ¡Si hasta actuó Sabrina. la de la canción 'Boys, boys, boys'!

Este establecimiento forma parte de la memoria colectiva de una región y también de los ciudadanos de Alcantarlla, donde estuvo desde 1975 cuando abrió sus puertas, que han vivido coronaciones de reinas, festivales infantiles y muchas Nocheviejas con el glamour que dan las lentejuelas y el confeti.

Ahora, la pala excavadora acabará con este cascarón que lleva años cerrado para dar paso a una urbanización residencial y a un complejo comercial. Pero la piqueta no podrá llevarse los recuerdos que esta ya mujer ha revivido al ver, estos días de nuevo, el arco de entrada a esta mítica discoteca. Super Chys, DEP.