Se calló la corneta en el alba de la primavera caravaqueña mientras el tambor redoblaba a luto. La ciudad se encogía en sollozos, conforme pasaban las horas, y se extendía la noticia de que Pablo Guerrero, ´Pablo el de los cornetas´ o el ´Chache pelao´, había partido de este mundo.

Fueron muchos los que quisieron a este «caravaqueño para la historia» -así lo definió Gonzalo López-Augüy en un homenaje-; era el festero con más años en activo, y es que no hay caravaqueño que contara con casi setenta primaveras ininterrumpidamente participando en las fiestas en honor a la Vera Cruz de la Caravaca.

Empezó su andadura en 1948, siendo el cornetín de órdenes durante la misa de aparición, en la mañana del dos de mayo, en el templete. En 1956, entra a formar parte de las Huestes Cristianas, que representaban a la soldadesca; posteriormente formó parte activa de la renovación de la fiesta, junto con otros 21 festeros ilustres de la Soberana Orden del Temple y de la Kábila Abul Khatar, que tuvieron la iniciativa de cambiar el esquema de fiestas que se conocía hasta el momento, buscando una nueva proyección. Tres años más tarde, funda la Banda de Cornetas y Tambores de Santiago, que posteriormente pasaría a llamarse Real Banda de la Vera Cruz, dentro de las filas del Bando Cristiano.

Una banda que fue escuela para muchos jóvenes de la localidad, un lugar donde tomar contacto con la responsabilidad en unos años muy difíciles para el municipio.

El preludio de la Semana Santa y de las Fiestas de Mayo era escuchar ensayar a la Banda de Pablo en las gélidas noches de febrero recorriendo los aledaños del Castillo o la calle Mayor. Ese sonido alertaba a los caravaqueños de que la Semana Santa estaba cerca y con ella nuestras soñadas Fiestas de Mayo, ya que su banda además de abrir el cortejo del bando Cristiano, tocar en los simulacros de batalla del dos y tres de mayo y participar en la misa de aparición, solían acompañar a las cofradías de Semana Santa del municipio.

En 1980, fue galardonado con el Escudo de Oro del Bando Cristiano por su trayectoria y en el año 2002, cuando fue nombrado Cristiano del Año. En 2007, la Comisión de Festejos, de manera unánime le concedía la distinción de Festero del Año.

Y es que a lo largo de su amplia trayectoria recibió el cariño de mucha gente, como el homenaje que se le hizo en la II edición del Salón Festero y Cofrade. También el Ayuntamiento le puso a la calle donde vivió toda su vida, Carril de Pablo Guerrero.

Trabajador incansable, fueron muchas las horas que pasó en la galera de la Serradora. Hoy ya todos aquellos compañeros de andanzas y jornadas interminables de duro trabajo han callado sus voces, pero perduran en nuestros corazones. Supo transmitir la savia de la fiesta a sus hijos y a sus nietos.

Este año, en la misa de bendición de Banderas del Bando Cristiano, Pablo Guerrero ocupará un lugar privilegiado en ese palco que se abre desde cielo, donde habitan todos nuestros caravaqueños ilustres. Este año, aquella mítica canción de Guapa y guapa no sonará con la misma alegría que cuando Pablo conseguía levantar las tribunas de la Gran Vía en la noche del cuatro de mayo.

Su funeral será hoy lunes, a las cinco de la tarde, en la capilla del tanatorio de la localidad.