Un equipo de cinco miembros del Grupo Especial de Rescate en Altura (GERA) del Cuerpo de Bomberos de la Comunidad de Madrid se 'sumergió' ayer en la sima de la falla de Alhama para recuperar y sustituir los sensores de temperatura y gases que colocaron el pasado septiembre para obtener datos sobre el comportamiento subterráneo y su influencia en los terremotos. Esta falla es la que causó el terremoto de Lorca en 2011 y está considerada como una de las más calientes del mundo.

En concreto, los especialistas tienen que afrontar temperaturas de 40 grados, un nivel de humedad cercano al 100% y un bajo porcentaje de oxígeno. Por ello, están obligados a trabajar con equipos de respiración autónomos y protección especial, en descensos que tendrán una duración máxima de una hora. Por ello, está previsto hacer entre dos y cuatro entradas cada día, hasta intentar alcanzar entre 60 y 80 metros de profundidad, zona máxima conocida en esta sima.

Será ya el miércoles cuando se prevé que el equipo pueda extraer los sensores colocados en septiembre y que proporcionarán información que podría ser muy útil en la investigación que desarrollan y que tachan de «pionera y única a nivel mundial» a la hora de avanzar en la prevención de catástrofes provocadas por los seísmos. Ayudará en esta tarea el hecho de que, desde la instalación de los sensores en septiembre hasta ahora, se han registrado varios terremotos y temblores de diferente intensidad en la zona del Mediterráneo, como el que afectó a la Ciudad Autónoma de Melilla, lo que puede aportar datos reveladores del comportamiento de la corteza terrestre antes de producirse el movimiento de la placas tectónicas.