«He vuelto para quererte Lorca». Con este emotivo mensaje encabezaba la consejera de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, Adela Martínez-Cachá, el pregón que abría ayer la Semana Santa de Lorca en una abarrotada iglesia parroquial de San Mateo, reabierta al culto en noviembre de 2012 una vez restaurada tras los terremotos de 2011. Entre los presentes al acto, el propio presidente de la Comunidad Autónoma, Pedro Antonio Sánchez, el alcalde, Francisco Jódar, miembros de la Corporación y los presidentes de las distintas cofradías de la ciudad, entre otras autoridades.

Martínez-Cachá exudó 'lorquianía' por todos los poros del pregón recordando los lugares por los que discurrió su vida: Juan Carlos I, Huerto Ruano, la Cuesta de San Francisco, los Cuatro Cantones, la Corredera o el puente de la Torta y las alamedas.

Azul militante, la consejera ha vivido los desfiles bíblico-pasionales desde dentro, como amazona encarnando al personaje de Débora o en el cortejo de mujeres con mantilla española que acompañan a la Virgen de los Dolores, titular de su hermandad, el Paso Azul. Y en su pregón, rescató la pregunta que un día le hicieran sus hijos: « ¿Por qué somos azules? «Porque aun antes de nacer, Dios mismo separa a los lorquinos entre azules y blancos», explicaba la consejera, pionera en el uso de recursos audiovisuales en su pregón, lo que la ha llevado a visitar la ciudad en los últimos días para ensayar la puesta en escena y sincronizar su discurso con la proyección de imágenes y sonidos para aumentar la capacidad evocadora del testimonio.

También tuvo hueco en su pregón para recordar la figura de «dos grandes alcaldes que nos dejaban, José López Fuentes, político de fuertes convicciones democráticas y azul incansable y Miguel Navarro, quien dedicó una buena parte de su vida a contribuir al progreso de esta tierra con un coraje especial y fue pregonero con un corazón azul y encarnado».

Martínez-Cachá dividió su pregón en ocho apartados en los que fue desgranando los principales 'capítulos' de la Semana Santa lorquina, desde los tradicionales anuncios de los pasos Azul y Blanco, pasando por el Viernes de Dolores, el Domingo de Ramos y su cita con el Pueblo Hebreo, hasta el silencio del Jueves Santo y el muy esperado Viernes Santo, momento que aprovechó para desvelar uno de sus sueños aún sin cumplir: «Poder llevar una cuádriga como hizo mi hermano Antonio».