La nieve continuó, durante la jornada de este martes siendo la protagonista en las pedanías altas de la comarca del Noroeste. Las nevadas registradas durante la madrugada del lunes al martes llegaron a acumular varios centímetros de espesor en las pedanías moratalleras de Campo de San Juan y Calar, así como Inazares, Los Odres y Cañada de la Cruz. Una nieve que conforme fue avanzando el día, debido a la subida de temperaturas y a la salida del sol fue desapareciendo, quedando únicamente la caída en las zonas de alta montaña y en los parajes de umbría.

Durante la noche del lunes los quitanieves de Conservación de Carreteras de la Comunidad Autónoma estuvieron trabajando en las carreteras de acceso a los núcleos diseminados. También voluntarios de Protección Civil de Moratalla y Caravaca realizaron tareas de limpieza en las calles de las pedanías para que no hubiera problemas con el tráfico rodado.

Aunque la nieve tiene un beneficio importante para la agricultura, últimamente, y debido a su escasez, se ha convertido en una atractivo turístico y un nicho de mercado tanto para los restaurantes como para las casas rurales de la zona. José propietario del restaurante El Cortijo y Honorato que tiene otro restaurante el Los Odres, explican que durante los pasados fines de semana han estado a tope, «no nos han dejado respirar, algún domingo hemos tenido que llegar a dar varios turnos de comidas para atender a todo el público que ha visitado la zona», puntualizó el propietario de El Cortijo. Una excepción climática que sirve como excusa para pasar una jornada en familia o entre caminos disfrutando, además de la nieve, de la rica gastronomía que ofrecen las pedanías.

«Esto no es nevar»

En el Calar de la Santa, otra de las pedanías afectadas por la nieve, uno de los lugareños de más edad, exclamaba mientras recordaba que «cuando era joven las nevadas llegaban a durar semanas y entonces no había ni quitanieves, ni protección civil», recordando «teníamos que subsistir de la comida que guardamos en las falsas cuando hacíamos matanza, nos quedábamos totalmente incomunicados, ahora todo eso ha cambiado».