El fiscal pide 13 años de cárcel para Antonio G. M., un hombre acusado de hacer una felación a un joven en la estación de tren de Librilla en 2009. Se da la circunstancia de que la víctima se hallaba en una situación de especial vulnerabilidad, debido a los problemas psíquicos que sufre, entre ellos retraso mental moderado y trastorno bipolar.

Asimismo, el Ministerio Público solicita que Antonio G. indemnice a su víctima con 12.000 euros.

El acusado, que comenzó a ser juzgado este miércoles en la Audiencia Provincial por un delito de agresión sexual, alegó que el día de los hechos fue a la estación, junto a su perro, de raza bóxer, para recoger a su esposa, y que "el chico iba por el andén tocándose sus partes". Apuntó que el chico se sentó a su lado en un banco y empezó a masturbarse. Que entonces él se levantó y dijo que iba a llamar a la Policía.

Preguntado por si se percató de que el joven era deficiente, Antonio G. M. alegó que "para hacer esas cosas no podía ser muy normal". "Yo no tuve tiempo de analizar nada, todo pasó en cuestión de minutos", espetó.

El procesado negó haber llegado a hacer una felación al chico, e insistía en que "no le conocía de nada". Subrayó que "no llegó a tres minutos" el tiempo que estuvo sentado en el banco junto con el chico.

"Eso es algo que a mí no me va", dijo, cuando su abogado le preguntó si le había dicho 'guapo' al joven.

Además, el acusado contó que él sufre problemas de próstata, por lo que se ve obligado a llevar una bolsa de plástico donde se deposita la orina. Esta circunstancia, señaló, lo merma para haber realizado el acto del que se le acusa.

También declaró la víctima, que tenía 22 años cuando sucedieron los hechos y 28 en la actualidad. El joven, residente en Alhama de Murcia, relató que había visto a su presunto agresor "por lo menos tres veces" en el apeadero de Librilla. Dijo que le daba miedo el perro, que el acusado llevaba "suelto" y a él le parecía "peligroso". No obstante, admitió que el procesado en ningún momento le amenazó con el can.

El día de los hechos, según la víctima, fue el acusado quién empezó a tocarle "primero por arriba y después por debajo".

"Me quedé en blanco, porque no sabía qué estaba pasando", manifestó, a lo que añadió que "el perro lo tenía al lado de él y me daba miedo".

"Primero me masturbó y después me hizo una felación", rememoró el joven. "Me dio un beso en el cuello y me dijo que era guapo, que otro día volvería", apuntó, al tiempo que apostilló que, cuando el acusado lo tocó, él tenía el pene erecto y llegó a eyacular.

"Esto me provocó una enfermedad", declaró la víctima.