"No estoy mendigando, pero ya vale de arrastrarse". Así se expresaba ayer Emilio Fernández, viudo de María Eugenia Moreno, la doctora que en 2009 fue asesinada a tiros por un paciente de su ambulatorio, en Moratalla.

Ahora, la familia de la médico residente lleva a juicio al Servicio Murciano de Salud (SMS) y reclama una indemnización que asciende a 1.264,451 euros, a repartir entre el viudo, el hijo de la pareja y la madre de la víctima.

Emilio Fernández recordaba ayer, en conversación con LA OPINIÓN, que el autor de los disparos «ingresó en prisión y murió años después». «Cuando este hombre murió, abrimos la vía administrativa, por el perjuicio económico», explicó el viudo.

Así, Fernández aseguró que comenzaron las reuniones con responsables del SMS, quienes, denunció, «pretendían que nosotros nos echáramos la culpa y dijéramos que María Eugenia no había actuado bien, que no había atendido bien al paciente». Este paciente, un taxista jubilado de Barcelona de 74 años de edad, se había personado en el centro de salud para que le pusieran oxígeno. «En el SMS querían que asumiéramos que ella le había puesto nervioso, que le había hablado de malos modos», relata el viudo.

«Yo sé que no voy a hacer justicia», cree Emilio Fernández, para quien «el mayor placer» sería «ver sentados en el banquillo» a los cargos de Sanidad que, a su juicio, no han estado a la altura a la hora de investigar la muerte de su esposa.

El único pésame, el de Garre

Ahora, y después de pasar «siete años de calvario», la familia de María Eugenia pide «responsabilidad patrimonial» al SMS. «Estamos en un momento en el que a todo el mundo se le llena la boca diciendo que las instituciones están al servicio del ciudadano, pero no», remarca Fernández.

Por otro lado, el hombre critica «la falta de humanidad» que, a su juicio, ha recibido por parte de las instituciones de la Región. «El único pésame que tengo es el de Alberto Garre», el que fuera presidente de la Región. «Humanidad cero», apunta Emilio Fernández.

«Yo no sé cómo será esto en otros sitios: yo puedo hablar de Murcia. Y estamos hablando de una vida», subraya Fernández, que reside con su hijo en Bullas, al igual que Josefa, la madre de María Eugenia.