Pedro Máguez, de apellido Gómez Carrillo (Alcantarilla, 1953) conoce el oficio desde que sólo tenía siete años. Lleva toda la vida dentro de los obradores siguiendo los pasos de su padre José Gómez. La tradición sigue viva en Alcantarilla con la nueva hornada de la tercera generación de confiteros que lidera su hijo José Vicente Gómez.

¿Cómo ve el nuevo proyecto?

El nuevo proyecto es una locura. Necesitábamos mejorar nuestra infraestructura para elaborar los nuevos productos que estamos haciendo.

El futuro de la confitería está en manos de su hijo José Vicente.

R Él es el que más volcado está en todo esto. Aunque cualquiera de mis cuatro hijos saben lo que es trabajar en la panadería. Los Máguez llevamos esto de la confitería en la sangre.

¿Por qué todos los conocen como Máguez en Alcantarilla?

R Es un apodo que le pusieron a mi abuelo paterno, que era taxista. La verdad es que no sabemos el motivo, pero creemos que viene de origen canario. Lo que sí que es cierto es que lo hemos convertido en nuestra propia marca comercial y todo el mundo conoce el sabor de Máguez.

Abren su tercer establecimiento en Alcantarilla. ¿Hubiera sido el sueño de su padre cuando empezó en esto?

Ya es un sueño para mí ver lo que acabamos de inaugurar, así que imagínese lo que hubiera supuesto para mi padre. Este es un negocio muy sacrificado, pero a la vez te permite ser muy creativo e innovar cada día haciendo nuevas cosas. Lo más gratificante de todo es cuando los clientes te felicitan por lo bien que te ha salido un dulce o un salado.

Su padre fue el primer panadero de los Máguez.

Sí, además se hizo panadero de una forma muy curiosa. Fue por necesidad. Él tenía 15 o 16 hermanos, así que su familia lo llevó a que trabajara en el horno para asegurarse de que al menos traería algo de comida a casa de lo que sobrase. Eran otros tiempos, pero bendita necesidad.

¿Qué es lo que más le gusta de las creaciones que elabora?

El pastel de cierva, sin duda alguna. Tengo una receta única en el mundo, aunque sólo lo hacemos de vez en cuando. Además, hacemos un merengue genuino como el de toda la vida y unos pasteles de carne deliciosos. La clave está en la calidad de los ingredientes.