El Museo Arqueológico de Lorca reabrió ayer tarde sus puertas tras 54 meses de clausura obligatoria por los daños que le causaron los terremotos del año 2011 y lo hace con un edificio completamente rehabilitado, la colección restaurada y dotada de nuevas medidas de seguridad antisismos y con un nuevo discurso expositivo.

Sus piezas más valiosas se exhiben en unas vitrinas 'antivuelco' especialmente diseñadas para el museo lorquino con el objetivo de prevenir daños ante una nueva situación de evento sísmico y de cuyo diseño y fabricación se ha encargado una empresa especializada en los últimos meses.

Las nuevas vitrinas incluyen elementos de 'sismorresitencia' en los materiales, anclajes al suelo y en el interior de la urna para mantener inmóvil la pieza expuesta, que además tiene controlada en el interior del habitáculo la temperatura y la humedad.

En esta nueva andadura el museo lorquino, que reinauguró el presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, pasa a disponer de 13 salas frente a las 11 anteriores con un nuevo discurso más pedagógico en el que se exhiben menos piezas pero en el que se mejora la calidad y posibilidades del visitante de contemplarlas y acercarse a ellas, también con el uso de avances tecnológicos.

Entre las joyas del museo se encuentran los 'Tesoros Restaurados', la colección de 83 de las piezas más significativas que resultaron dañadas durante los terremotos -datadas entre los siglos II y XIII- y que fueron restauradas en los meses siguientes por expertos del Instituto de Patrimonio Cultural de España.

En la exposición permanente destacan piezas muy significativas como una escultura del dios Mercurio del siglo II, cuatro lámparas de vidrio halladas en la sinagoga del castillo de Lorca, del siglo XV, y una imponente tinaja sobre su repostero, del siglo XIII. Además, la entrada del museo está presidida ahora por la última gran pieza arqueológica localizada en Lorca, un miliario romano de la Vía Augusta de la época del emperador Octavio, que fue hallado por un senderista en el cauce del río Guadalentín semanas después de la riada que asoló el casco urbano y la huerta en septiembre del año 2012.

La nueva musealización ha permitido cambiar el discurso expositivo del Arqueológico lorquino, con la incorporación de recursos audiovisuales y nuevos paneles serigrafiados, que no había sido modificado en los 23 años de historia de la institución y al que ahora se han incorporado nuevas piezas como ese miliario y algunas procedentes de las excavaciones en la sinagoga y en la judería del castillo.

Sin embargo, una de las grandes joyas del museo sigue siendo el tesoro prehistórico de Cueva Sagrada, un ajuar funerario de más de 4.000 años de antigüedad entre cuyos restos se encuentra un vestido considerado como una de las piezas textiles más antiguas de Europa.