Los restos de chatarra espacial caídos en las últimas semanas en Calasparra «se comerán las uvas en Cartagena», donde fueron trasladados tras su hallazgo y donde están siendo analizados por investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y del Centro de Referencia Nacional de Formación Profesional de Cartagena. Precisamente, el jefe de Estudios de este último centro Vicente Garverí, explicaba a la Cadena SER que existe una normativa que regula la propiedad de la basura espacial y que de momento, no será tan fácil que las bolas vayan a Calasparra, tal como pedía el alcalde para crear su propio museo de basura espacial y convertirlo en un atractivo para atraer turistas al municipio.

En concreto, los investigadores están analizando con microscopios especiales restos de la chatarra espacial que en los últimos días se ha encontrado en el entorno de Calasparra para determinar la composición del material. En concreto, la universidad está analizando fragmentos de la tercera esfera que apareció el pasado domingo en la Sierra del Molino de Calasparra, y que podría pertenecer a un depósito auxiliar de combustible aeroespacial.

En los análisis se está utilizando microscopía óptica y microscopía electrónica de barrido, provista de un microanalizador de energías dispersivas de rayos X.

En este análisis los investigadores están analizando principalmente la composición del material encontrado, que es un racor metálico que permite la salida de combustible del depósito espacial, según han explicado el director técnico del área de Instrumentación del SAIT, Alberto Alcolea, y el director del Centro de Referencia de FP de Cartagena, Juan Antonio Madrid.

Asimismo, están analizando la malla del material compuesto que cubre la esfera que, según los primeros estudios, está compuesta de fibra de carbono.

Con estas investigaciones los técnicos podrán conocer el comportamiento de estos materiales al someterse a las condiciones extremas de reentrada en la atmósfera, como son los cambios de presión y las altas temperaturas por la fricción con la atmósfera.

Los restos analizados fueron encontrados por el perro de unos cazadores y tienen unas dimensiones de 200 centímetros de perímetro, un diámetro aproximado de 70 centímetros y unos 15 kilos de peso.

Su aspecto es similar a una pelota suiza y las partículas de acero inoxidable observadas muestran fusiones en su superficie con formas redondeadas, lo que evidencia que han estado sometidas a temperaturas superiores a 1.500 grados provocando su fusión.

Se trata del tercer objeto espacial caído en Calasparra, tras los dos anteriores localizados en otros puntos del municipio en días anteriores, todos ellos catalogados como chatarra espacial. Los tres objetos son de unos 80 centímetros de diámetro y de 15 a 20 kilogramos de peso, además están recubiertos de material aislante negro.