Los empresarios del mueble y la madera en la Región lo tienen claro: tener un nombre propio reconocido en el mundo y contar con la protección de un sello de calidad es una fórmula segura parar garantizar el futuro de un sector que, tras sufrir duramente la crisis, comienza a repuntar gracias al tirón de las exportaciones. Por ello, no han dudado en ir hasta el Parlamento Europeo, para reclamar que el mueble de la Región cuente con una Indicación Geográfica Protegida, una marca de calidad con el sello de la Unión Europea que hoy día sólo se aplica a productos agrícolas.

Con ese objetivo, Pedro Arcas, Presidente de AREMA (Asociación Regional de Empresarios de la Madera), participaba esta semana en Bruselas en una reunión convocada por los eurodiputados, que quieren extender el sistema europeo de indicaciones geográficas protegidas a los productos de artesanía local elaborados siguiendo técnicas tradicionales.

En una resolución no vinculante que el pleno votará el martes, la Cámara pide a la Comisión que presente cuanto antes una propuesta legislativa para ampliar la protección a productos no agroalimentarios.

Una indicación geográfica es un signo utilizado para productos que tienen un origen geográfico concreto y cuyas cualidades, reputación y características se deben esencialmente a su lugar de origen. Extender esta ´marca´ permitirá, según Arcas, «aportar una protección valiosa y necesaria a las empresas que han acreditado una capacidad de estimular el crecimiento económico y la innovación, además de generar puestos de trabajo muy cualificados y mejor remunerados».

«Nuestro mueble -añade- se beneficiaría de una protección comunitaria de forma reglada que permitiría competir de forma clara con aquellos que utilizan prácticas no adecuadas en la fabricación de mobiliario».

Y concluye su alegato así: «Conseguiríamos posicionar nuestro mueble de forma ventajosa frente a la competencia, otorgándole un reconocimiento a la correcta gestión, la calidad y el buen hacer de nuestras empresas».