­Ahora están más unidos que nunca. Unos quince miembros de la familia de Adiel, el menor de tres años que el pasado miércoles ingresó en la UCI pediátrica del hospital Virgen de la Arrixaca después de que lo rescataran del fondo de una piscina pública en Los Narejos, permanecían a la espera de noticias en los pasillos del centro santuario. «Lo importante es que nuestro pequeño mejore. Es lo que toda nuestra familia, aquí y en Ecuador, está pidiendo. Estamos unidos en oración, nuestro corazón está con él», dijo sereno el abuelo.

Tras una intensa jornada de baño en una piscina pública de Los Narejos, Betty y Carlos, los padres de Adiel, y el resto de la familia disfrutaban de un rato de asueto lejos del agua: «Mi esposo jugaba a las cartas y yo me dormí en un par de ocasiones», cuenta la madre, serena, pero con un atisbo de lágrimas en los ojos, «Adiel estaba conmigo hasta que, de repente, dejé de verlo».

Alarmados por no encontrar rastro del pequeño, fueron a la zona de piscinas. Lo encontraron al fondo de la de adultos, donde el agua llegaba a cubrir el metro veinte. «No lo pensé, me tiré, aunque no sé nadar, para cogerlo. Salí con él por las escaleras y casi me caigo. Eso me cuentan, yo no lo recuerdo», recapituló Betty, mientras gestualizaba cómo dejó a su hijo en el suelo y gritó en busca de ayuda.

Una enfermera o un ángel

  • Los familiares de Adiel solo tienen palabras de agradecimiento para la enfermera que acudió a socorrer al menor hasta que llegaron los servicios de emergencias. «Era una bañista, se acercó al lugar donde teníamos tendido al niño y dijo que la dejáramos hacer», explicó Carlos. El padre recordará siempre la ayuda de ese «ángel», pues su colaboración propició que el cuerpo del menor aguantara con vida hasta que llegaron los equipos médicos.

Tras dos días de angustia, la familia se encontraba mucho más calmada ayer. Pese a las cautelas, informaron de que los médicos ven mejoría y le habían retirado la sedación profunda. «Nos queda que despierte y no tenga daños cerebrales», dijeron con esperanza.

Y hay motivos para ello: Carlos pudo comprobar cómo los dedos del pie del menor se movieron cuando le habló de la mascota familiar: «Le quitaron los sedantes y le hablé de nuestro perro, que le gusta mucho. De pronto, vi cómo movía los ´deditos´ del pie. Los médicos dicen que puede ser un reflejo, pero también una reacción». Vídeos, canciones, conversación y el calor de la mano de su madre son los mejores bálsamos que sus allegados pueden darle para que salga del bache. Y en ello siguen. Constantes.

Betty Carlos y los abuelos rezan y recuerdan al pequeño, «que es un terremoto» y agradecen a los médicos del hospital de la Arrixaca los esfuerzos hacen para devolvérselo como siempre: lleno de vida.

"El socorrista no ayudó ni llamó al 112"

  • Los padres de Adiel aseguran que el socorrista no estuvo al tanto del accidente que sufrió su hijo el pasado jueves. «No se tiró a la piscina, no le hizo la respiración asistida y no llamó por teléfono al 112, como han dicho en todos sitios». Alarmados por la situación, quieren saber si hay cámaras de seguridad en el recinto para ver dónde estaba el trabajador. De momento, no se plantean denunciar los hechos, pero quieren que no vuelva a ocurrir. Pese a los intentos, esta Redacción no pudo contactar con la empresa gestora para conocer su versión de los hechos.