Formaban un matrimonio feliz y vivían en la casa de los padres de ella, pero el amor se rompió y su separación acabó en los tribunales. La mujer exigía quedarse con la casa, en propiedad de sus progenitores, pero los jueces le han dado la razón al esposo y, por tanto, al yerno. Así, los declarados exmarido y exmujer se verán obligados a turnarse en la vivienda cada seis meses.

Así lo dictó un juzgado de Primera instancia de Totana, que fijó la separación de ambos, y así lo ha ratificado la Audiencia Provincial de Murcia. La casa no pertenece a ninguno de los dos excónyuges; así que están obligados a compartirla si quieren vivir en ella, según se recoge en la sentencia del tribunal.

Ella había argumentado al juez de Totana que debía ser la inquilina del hogar porque sus padres eran los propietarios y así lo volvió a alegar ante los tres jueces de la Audiencia Provincial: reclamaba exclusividad para la casa.

Sin embargo, el tribunal estimó parte de la demanda que planteó el exesposo y confirmó el fallo del Juzgado: la pareja divorciada tendría que alternar cada seis meses el uso del inmueble porque «no es propiedad de ninguno de los dos».