Cercanas las seis de la madrugada, una reyerta en el interior de la discoteca Milenium interrumpía la noche de fiesta en Totana. Todavía se desconoce el objeto de la pelea, que involucró a una treintena de personas -incluido el portero del pub-, y que a los pocos minutos se extendió por los aledaños del local, convirtiendo la calle Cruz de los Hortelanos en el epicentro de una batalla campal que se saldó con cinco detenidos y la muerte de uno de los involucrados: S. T., un varón de 29 años, de origen marroquí y residente en la localidad.

Los gritos y golpes alertaron a los vecinos de la zona, que no tardaron en avisar del suceso al Centro de Coordinación de Emergencias (1-1-2) y a la Policía Local. Pero hasta la llegada de los agentes, volaron piedras y puñetazos entre los implicados en la pelea, de varias nacionalidades, además de la del fallecido: ecuatorianos, búlgaros y rumanos, que hayan trascendido.

No fue hasta la aparición de los efectivos del cuerpo de seguridad de Totana cuando los contendientes se dispersaron, dejando en la escena restos de sangre, coches abollados y a un joven semi inconsciente, con la cara amoratada, tendido en la acera junto a un vehículo y rodeado de amigos y conocidos, los únicos que no huyeron del lugar al escuchar las sirenas de la Policía, según fuentes cercanas.

Los agentes desplazados hasta el local fueron los primeros en atender al herido, en parada respiratoria por culpa de los golpes recibidos, hasta la llegada de los servicios sanitarios. No obstante, a pesar de las maniobras de reanimación cardiopulmonar, los médicos no pudieron hacer nada por salvarle la vida. El cuerpo fue trasladado al Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) de Totana hasta la llegada de los agentes judiciales.

Al parecer, el fallecido fue agredido por un grupo de entre seis y siete personas, que le propinaron varias patadas que pudieron hundirle la garganta, según la primera hipótesis que baraja la Policía, a pesar de que se encontraron piedras y una llave para la reparación de neumáticos con restos de sangre y escondida bajo un coche.

Además del difunto, siete personas más fueron atendidas in situ con golpes de diversa consideración, uno de ellos con la nariz fracturada y otro con una fuerte contusión, pero ninguno de ellos tuvo que ser hospitalizado.

La Guardia Civil mantuvo acordonada durante todo el día de ayer la calle Cruz de los Hortelanos y algunas adyacentes, impidiendo la circulación y la retirada de los vehículos allí aparcados, repletos de golpes y huellas en las que trabajaron efectivos de criminalística.

Desde primera hora de la mañana, tanto la benemérita como la Policía Local de Totana procedieron a tomar declaración a un importante número de testigos para esclarecer los detalles de la reyerta; interrogatorios que concluyeron ayer con la detención de cinco personas presuntamente relacionadas con los hechos. No obstante, la investigación sigue abierta y no se descarta que en las próximas horas se produzcan más arrestos relacionados con la muerte.

Los vecinos denuncian que las trifulcas en la zona son habituales

  • Mi madre me despertó para que llamara a la Policía, que estaban pegando a alguien y que lo iban a matar. Tampoco me extrañó. Pensé, ´una de tantas´», contaba ayer un vecino de la zona. Las trifulcas en los alrededores del local no son hechos novedosos para él, ni para las demás personas que viven en Cruz de los Hortelanos. «Por las noches es raro que no se oiga alguna discusión o pelea por culpa del alcohol», lamenta. Ayer por la mañana, cuando se levantó, su calle era un salpicado de piedras, sangre, señalización de pruebas y demás restos de la batalla campal que tuvo lugar pocas horas antes y del posterior barrido y acordonado de la Guardia Civil. «No me esperaba que fuera tan gordo», reconoce uno de los tantos vecinos que ayer interrumpieron su sueño por una reyerta que rebasó los límites de anteriores ocasiones. A. G.