Mari Ángeles estaba preparando la cena como todos los días. Con ella estaban sus hijas de 3 y 4 años, era un miércoles de Champions, y no había ni un alma por la calle. Como tantas veces, esta madre optó por darle tomates cherrys troceados. De repente, «me di cuenta de que mi pequeña hizo un gesto raro, entonces me acerqué, la cogí, al momento se quedó como inconsciente». Ante esto, comenzó «a darle golpes, entonces salí a la calle a buscar a mi madre, que vive al lado la niña no reaccionaba».

Fruto de la casualidad apareció Juan Antonio G.S, un policía nacional de paisano. María Ángeles sabía su profesión, ya que familiares de él viven muy cerca, y pensó que sabría de primeros auxilios: «Me encontré a la madre en la calle, con la niña inconsciente en brazos, con la cara desencajada, le pregunté qué es lo que le pasaba, y ella me respondió: que se ahoga, que se ahoga, que se ha atragantado. Me dejó a la cría en las manos», cuenta Juan Antonio todavía con angustia.

«Comencé a hacerle la maniobra de hemlisch con mucho cuidado, por la edad. A la quinta o cuarta intentona, me di cuenta que la cría reaccionó, recobró el conocimiento y comenzó a toser», entonces me dispuse a limpiarle la nariz y la boca. Pero el riesgo no había pasado: «De repente, noto que la cría me daba en el brazo, para que siguiera, que todavía quedaba algo atrancado , se me pusieron los pelos de punta de ver que se asfixiaba, seguí dándole, pero vi que eso era incapaz de sacarlo», cuenta todavía emocionado el agente. «Le dije a la madre que llamara al 112, pese a que la reanimación fue haciendo hueco e iba respirando por un hilillo. Yo le decía ¡aguanta, aguanta!, que viene la ambulancia, y la criatura aguantó como una campeona».

Pronto llegaron los sanitarios, que lograron extraerle los restos de comida. «Es la primera vez que me sucede algo así, me he tirado dos días malo, cerraba los ojos y veía a la niña, soñando? gracias a Dios que ha salido bien, no quiero ver algo así más», explicó el salvador a esta Redacción. Cuando los servicios de emergencias informaron de que la niña se recuperaría con normalidad «yo me derrumbé y me eché a un portal a llorar, y me abracé con la madre y la abuela. Soy padre también y yo veía casi a mi cría. Siento orgullo cuando me felicitan, pero ese rato no se lo deseo a nadie.

Según Juan Antonio, que pertenece al grupo de Estupefacientes II de la UDYCO, la entereza y tranquilidad del padre , que llegó justo antes que la ambulancia, facilitó el trabajo. La rapidez de los sanitarios hizo que lo sucedido no tuviera consecuencias mayores. La pequeña ha estado dos días en el hospital, para descartar daños, y tanto los sanitarios del 112 como Juan Antonio se han interesado por la evolución de la pequeña. «Incluso le he llevado un regalillo a la niña y a la hermana a casa», dice el policía.

A los padres todavía no se le va el susto, y no dudan en repetir lo agradecidos que están con Juan Antonio y con el 112, mientras la pequeña, que está ya bien y lo olvida todo con el cariño de su hermana, a la que está muy unida, y que le lleva tan sólo 20 meses. Sin duda, la mejor medicina.