La procesión del Silencio, que discurre por el barrio de San Cristóbal y que es uno de los pocos desfiles estrictamente religiosos de la Semana Santa de Lorca, saldrá a la calle esta medianoche dominada por un silencio solo roto por los tambores y algunas saetas.

La "procesión del Barrio" contrasta con el clamor popular del resto de los desfiles bíblico pasionales lorquinos y tiene como escenario las calles de San Cristóbal bajo un ambiente de recogimiento.

Esta cuarta procesión del ciclo pasionario lorquino está presidida por la Archicofradía del Cristo de la Sangre-Paso Encarnado, aunque en ella participan el resto de las cofradías de Lorca y una representación de los coloraos de Murcia.

Durante muchos años, este paso intentó presidir alguno de los desfiles bíblico pasionales de la ciudad y, al no conseguirlo, fue en 1905 cuando se estableció la procesión del Silencio.

Desde 1996, los costaleros del Cristo de la Sangre desfilan uniformados con traje de infantería de época y son especialistas en calles angostas y en esquivar el tendido eléctrico que atraviesa las de edificaciones bajas de esta barriada.

La procesión sale de las iglesias de San Cristóbal para recorrer las calles Fuenllana, Eulogio Periago y Mayor portando en andas el Cristo de la Sangre, realizado por el imaginero José Gerique en 1948.

145 portapasos elevan el trono de madera de cedro de la imagen que pesa más de 900 kilos.

También en esta procesión desfilarán las imágenes de la Virgen de la Soledad, obra de Sánchez Lozano de 1965, y la de Jesús de la Penitencia, estrenada en 1999.