La lluvia dio tregua ayer a Mula, a pesar de la previsión de tormentas durante la jornada, y permitió a los muleños y a los devotos de la imagen del Niño acompañarlo en romería desde la ciudad hasta su Santuario, en el Balate. La procesión, prevista para el pasado día 22, tuvo que ser aplazada debido a la amenaza de precipitaciones.

El traslado del Niño se realizó sin complicaciones y la imagen descansa ya en su ermita del Balate desde donde partió el pasado 8 de septiembre con motivo de los festejos patronales. Multitud de personas acompañaron al trono en el recorrido de los tres kilómetros que separan la localidad de la pedanía del Niño, un recorrido que se realizó más rápido que en otras ocasiones por el miedo a que se mojara.

La imagen salió del Convento de la Encarnación a las 9.30 horas, donde se encontraba custodiado por las madres clarisas, y recorrió algunas de las principales calles de la localidad. Cerca de las 11.00 horas, el Niño y los miles de romeros que se fueron uniendo al cortejo abandonaron la ciudad por la antigua C-415 para completar el recorrido hasta la ermita.

El paso del Niño era anunciado por las distintas tracas que iban sucediéndose en el camino y los vítores que los muleños gritaban en honor a la divina imagen mientras se iban sucediendo los turnos para portar la talla.

A su llegada a la pedanía, los romeros disfrutaron de un día campestre en los alrededores del santuario, en las tradicionales ventas y en los puestos ambulantes, que se desplazan con motivo de este acto.

Los muleños regresaron a sus hogares a primera hora de la tarde, después de la mañana festiva.