Centenares de lorquinos visitaron ayer, desde primera hora de la mañana, el santuario franciscano de Nuestra Señora la Real de las Huertas con motivo de la celebración del día de la patrona de la ciudad, que ha tenido su acto central en una misa mayor presidida por el vicario episcopal de Lorca, Francisco Fructuoso, y que fue oficiada por una docena de sacerdotes.

A la misa mayor acudió la corporación municipal en pleno, con la única excepción de los ediles de IU-V, y ocuparon lugares preferentes el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, el delegado del Gobierno, Joaquín Bascuñana y el consejero de Educación y Cultura, Pedro Antonio Sánchez.

García-Legaz recibió, al término de la eucaristía, el título de hermano de honor de la Hermandad de Nuestra Señora la Real de las Huertas, una distinción que también ostenta el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, y que calificó de «privilegio inmerecido» al tiempo que recordó sus numerosas visitas durante los últimos años a este santuario.

Se mostró satisfecho de los avances en las obras de restauración de la iglesia tras los terremotos y de que el convento santuario «vuelva ya a parecerse a lo que era» antes de los seísmos de 2011, ya que aún resta una segunda fase de trabajos de rehabilitación.

La imagen de la Virgen de las Huertas es venerada en Lorca desde que la trajera al municipio Alfonso X El Sabio, si bien el título de patrona de la ciudad le fue otorgado en la segunda mitad del siglo XIX. Según las crónicas, en 1242 el ejército del rey Alfonso X se vio favorecido por una densa niebla que le ayudó en sus planes estratégicos de reconquista de la ciudad, bajo el dominio musulmán, y en su tienda real situada en Las Huertas el monarca colocó la imagen de la virgen que le acompañaba en sus campañas militares y que quiso que se quedara en Lorca custodiando la plaza recién reconquistada. En el mismo lugar se construyó el santuario de Nuestra Señora la Real de las Huertas, la orden franciscana se asentó en el santuario en 1467 y el templo actual es una construcción barroca del siglo XVIII.

Los actos religiosos del día de la patrona de Lorca terminaron por la tarde con una procesión a las siete y media en la que la imagen de la virgen fue trasladada por los costaleros por un itinerario que recorre la huerta y en el que la talla de Sánchez Lozano fue portada en un trono de plata.