La amenaza no se cumplió y el emblemático restaurante 'La Siesta' de Bolnuevo, en Puerto de Mazarrón, seguirá abierto al menos hasta el próximo 15 de septiembre. La petición de ayuda que su arrendatario, José Miguel Muñoz, lanzó a través de las redes sociales y de los medios de comunicación para evitar el derribo tuvo su eco y a las diez de la mañana casi 200 personas formaban una barrera humana frente al restaurante. Como estaba previsto, en el lugar se personó, escoltada por agentes de la Guardia Civil, la responsable de la Demarcación de Costas encargada de notificar el auto de derribo del local. No obstante, y ante la presión de los presentes, entre los cuales se encontraba el alcalde de Mazarrón, Francisco García, y varios de sus concejales, la representante de Costas aceptó negociar un aplazamiento del derribo, para lo cual una comitiva, compuesta por el arrendatario con su abogado, Diego Martínez, la propietaria del local, entre otros, se trasladaban al cuartel de la Guardia Civil donde, tras varias horas, se acordó aplazar la demolición de 'La Siesta' hasta el próximo 17 de septiembre, una solución «lógica y razonable», según declaró el propio alcalde.

Con este aplazamiento se logra un doble objetivo, según explicó el abogado Diego Martínez: por un lado, salvar la campaña de verano, para la que el restaurante ya había hecho acopio de comida y había contratado personal (hasta 12 personas trabajan allí ahora) y, por otro, ganar tiempo para poder acogerse al nuevo reglamento de la Ley de Costas, que entra en vigor el próximo 1 de agosto, y que incluye la posibilidad (para locales que estén inscritos en el Registro de la Propiedad, como es el caso de 'La Siesta') de solicitar una concesión para poder seguir abiertos 30 años más, que sumar a los 54 que acumula ya sobre sus espaldas.

Aunque acabó con final feliz, la jornada estuvo marcada por la tensión hasta el punto de que una de las empleadas del local sufrió un ataque de ansiedad y tuvo que ser atendida por los sanitarios y trasladada al centro de salud. El susto ha pasado, al menos, por ahora.