No todos los días se tiene la oportunidad de visitar un yacimiento arqueológico de la mano de sus arqueólogos, y más difícil aún cuando se trata de uno de los Yacimientos más importantes de la Península Ibérica, donde se ha descubierto la evidencia de que hubo fuego hace aproximadamente 900.000 años, unas llamas que los primeros pobladores utilizaron como herramienta para calentarse y protegerse del frío.

Más de un centenar de visitantes se adentraron ayer en el estrecho de La Encarnación, donde tras acceder por una escarpada senda, se llega a lo alto del cerro, donde se encuentra el Yacimiento de la Cueva Negra en Caravaca de la Cruz. Allí fueron recibidos por el director de la excavación, el profesor Michael J. Walker, que junto los expertos Mariano López y María Haber, y la asistencia técnica de los biólogos Antonio López, Jon Ortega, Azucena Avilés, Ángel Buitrago y el arqueólogo Ignacio Marín han dirigido las excavaciones durante esta edición, que cumple sus bodas de plata.

También han participado un equipo de veinte estudiantes y licenciados procedente de universidades de Estados Unidos, Hong Kong, Reino Unido y España. Gracias a los trabajos que se vienen desarrollando, la Cueva Negra se ha consolidado como un referente internacional para el estudio de la evolución humana. De hecho, los restos hallados en la pedanía caravaqueña han sido objeto de estudio por universidades como las de Berkeley (Estados Unidos), Boston (Estados Unidos), Arizona (Estados Unidos), Toronto (Canadá), Trento (Italia) y Colonia (Alemania), entre otras.

Los visitantes pudieron comprobar de primera mano cómo se realiza el trabajo de campo, la recogida de materiales, su limpieza y su posterior catalogación para ser estudiadas de manera más minuciosa en el laboratorio.

Durante esta campaña se han recuperado nuevos restos paleolíticos (lascas y piezas retocadas) que reafirman las características del singular conjunto lítico ´achelense-levaloisomusteroide´, definido en campañas anteriores. Del mismo modo se han encontrado un hacha de mano achelense de talla bifacial sobre un canto de caliza así como algunas piezas de sílex con filo tallado por retoque abrupto de tipo musteroide.

La Cueva Negra del Estrecho del Río Quípar es un yacimiento paleoantropológico en el que aparecen restos de Homo heidelbergensis y tienen una antigüedad de entre 780.000 y 900.000 años, según indican tres métodos de datación, la bioestratigrafía (de roedores extintos y otros animales), la luminiscencia óptica del sedimento y el paleomagnetismo.

Se ha documentado la presencia de un fuego en los niveles más profundos de Cueva Negra que, teniendo en cuenta la antigüedad del yacimiento, se trata del fuego más antiguo de Europa. Sólo en África hay evidencias más antiguas de fuego en yacimientos. El conjunto paleolítico ´achelense-levaloisomusteroide´ incluye tanto un componente ´achelense´, un hacha de mano tallada en caliza, así como lascas de sílex levaloisenses y lascas y fragmentos, tanto de sílex como caliza, con retoque abrupto ´musteroide´ e incluso formas ´musterienses´ como raederas o denticulados.