Nadie, ni los propios hermanos de Francisco F. M., podían imaginar que su final iba a ser tan trágico. Pero la vida de este vecino de Santomera, nacido en Orihuela hace 58 años, terminó ayer con varias puñaladas por el cuerpo, algunas fuentes apuntan que cuatro, las más graves dos en el costado izquierdo. Así, entre un gran charco de sangre y tendido en el recibidor de su vivienda lo hallaron sobre la una y media de la tarde, su actual pareja, una mujer de unos 55 años y que residía muy cerca de la casa de Francisco, en la calle Madre Esperanza de la localidad murciana, y una prima de ésta, que acudieron a la casa a buscar al hombre.

La puerta de la casa no estaba forzada, según pudo saber esta redacción, por lo que los investigadores sospechaban que el posible asesino podía pertenecer al entorno de la víctima. Tan es así, que, ante la presencia de varias personas y de los medios de comunicación desplazados hasta el lugar, la Guardia Civil se llevó detenido a uno de los vecinos, de unos 45 años, como sospechoso del crimen o, al menos, por estar relacionado con el mismo. La madre del arrestado no paraba de gritar desde el interior de su casa que su hijo no había tenido nada que ver, «porque no es un asesino», pero lo cierto es que la Guardia Civil tenía previsto tomarle declaración anoche. No obstante, fuentes de la delegación del Gobierno en Murcia, aseguraron ayer a esta redacción no tener constancia de ninguna detención.

Desde que se tuvo conocimiento de que se había hallado el cadáver, el trasiego de gente en el entorno de la calle Madre Esperanza fue en aumento. La vía está situada en una «zona muy conflictiva» de Santomera, como aseguraron varios vecinos, quienes destacaban que «no nos extraña que pasen cosas de este tipo aquí, ya que estamos acostumbrados a que se produzcan peleas y haya amenazas a menudo».

Poco antes de las tres de la tarde llegaban al lugar del suceso los hermanos del fallecido, que residen en la pedanía oriolana de La Aparecida y quienes, todavía en estado de shock, explicaron a LA OPINIÓN, que cuando los avisaron no imaginaban que Francisco hubiera sido asesinado, «creíamos que había sufrido un infarto, pero nunca que podía ser asesinado de esta forma tan salvaje. No nos lo podemos creer, porque creíamos que no tenía problemas con nadie».

Pese a que la calle estaba cortada por ambos extremos, varias decenas de curiosos observaban cómo los agentes de la Guardia Civil y la Policía Local de Santomera, se movían de un lado a otro, mientras miembros de la Policía Científica entraban y salían de la vivienda para recoger las pruebas necesarias para la investigación. Como es habitual desde que las cámaras de los móviles se han convertido en una extensión de los ojos de gran parte de la población, sobre todo joven, casi todos los curiosos realizaron fotos de la calle. Muchas de las cuales terminaron en las redes sociales de los ciudadanos de Santomera. Y es que el suceso corrió como la pólvora en la localidad.

«Sabemos que el hombre asesinado había recibido amenazas en varias ocasiones, porque en la puerta de su casa se oían gritos a menudo», comentó a esta redacción un vecino de un edificio cercano, quien no quiso identificarse por miedo a sufrir represalias. Mientras, la actual pareja del fallecido sollozaba convencida de que Francisco fue asesinado «por venganza. Lo acusaban de haber robado una motosierra, pero él no hizo nada», dijo, sin aclarar a quién se refería.

Ya a las siete y media de la tarde, más de cinco horas después de su hallazgo, el cadáver de Francisco fue trasladado al hospital anatómico forense de Murcia para realizarle la autopsia, algo que estaba previsto fuese anoche.