El alcalde de Jumilla, Enrique Jiménez, reiteró este lunes su apoyo al concejal Antonio Valero, frente a la polémica surgida por disfrazarse de Virgen en el Carnaval y tras conocerse que la Asociación Española de Abogados Cristianos (AEAC) ha denunciado al edil al considerar que hizo «una mofa de las creencias religiosas de millones de cristianos», informa Efe.

Jiménez insiste en que aquello «fue un desacierto muy grande», pero asegura que nunca pensó en cesar al edil de Festejos de su cargo, ya que entiende que «pedir perdón le honra, y este hecho no debe empañar su trayectoria al frente de la Concejalía de Festejos, en la que está desarrollando una gran labor».

Por otra parte, el regidor confirmó que «el ayuntamiento de Jumilla no ha recibido por el momento ninguna denuncia, y que en caso de el que se reciba, se dará el debido tratamiento, y la defensa que corresponda».

La denuncia en cuestión solicita que se incoen diligencias para esclarecer si se ha cometido delito contra los sentimientos religiosos en base a sentencias del Tribunal de Derechos Humanos en las que se reconoce «la legitimidad de estimar que el respeto de los sentimientos religiosos de los creyentes ha sido violado por representaciones provocadoras de objetos de veneración religiosa, y estas representaciones pueden tenerse por una vulneración malintencionada del espíritu de tolerancia que debe caracterizar también una sociedad democrática».

Todo ello pese a que Valero pidió disculpas a las personas que se hubieran podido sentir ofendidas por este disfraz, ya que, según dijo en una comparecencia pública, no fue esa su intención.

Es más, la Junta Permanente de Cofradías de Jumilla celebrada el pasado miércoles, no estando de acuerdo con lo que hizo, llegó a la conclusión de que deben perdonar si siguen la doctrina de Cristo.

Al respecto, desde la asociación de juristas católicos advierten que las acciones legales se hubieran paralizado si el concejal hubiera dimitido o si el Partido Popular le hubiese cesado, ya que desde AEAC se considera insuficiente una petición de disculpas sin que haya un gesto real que haga creíble la rectificación.