Tras 41 años de servicio a los ciezanos y visitantes, el Bar Restaurante Tiffany's ha cerrado sus puertas. Lo hacía este viernes al alcanzar la edad de jubilación sus dos regentes, Pascual García Villa y la cocinera del local y a la vez su esposa, Carmen Martínez López.

Corría el año 1973 cuando el Tiffany's abría sus puertas en el céntrico Paseo de Cieza. Bajo la batuta de Pedro Real Avellaneda y con el nombre de Bar Mindanao, el local estuvo funcionando bajo esa denominación hasta 1976, cuando, con la llegada de la democracia, sus dueños decidieron cambiarla. Cuatro años más tarde, en 1980, Pascual García, apodado cariñosamente por los ciezanos como 'Pascual el Floro', cogió las riendas del negocio en el que trabajaba de camarero desde su inicio.

Han pasado cuatro largas décadas desde la inauguración y el Tiffany's ha conseguido convertirse en un referente de la gastronomía de Cieza y su comarca. Especialmente recordados van a ser platos como el cochinillo al horno, la carne de ternera mechada y, por supuesto, su ensaladilla rusa, de la que diariamente se servían cientos de unidades. Las manos de cerdo cocinadas en salsa era otra de sus delicias, por no hablar de los callos, los michirones y todo tipo de tapas cocinadas, todas a la antigua usanza.

El Tiffany's adquiría su punto álgido todos los años en Viernes Santo. Ese día, allí podía encontrarse el mejor marisco. Las cigalas, literalmente, se movían en los expositores de las tapas, mientras que la gamba roja coloreaba las vitrinas de la barra de casi 15 metros de larga.

Y es que se puede decir, sin temor a equivocarse, que el Tiffany's ha cubierto una página de la historia reciente de Cieza. A parte de miles de vecinos y visitantes, por su salón han pasado distinguidas personalidades del mundo de la política, de la cultura, del deporte y de las artes.

Tampoco hay que olvidar el carácter de servicio público que su 'reservado' ha ofrecido a cientos de asociaciones y colectivos de la ciudad, que durante años lo han utilizado para sus reuniones.

«No cierro por la crisis, sino porque mi mujer y yo nos jubilamos», ha querido dejar claro Pascual García, quien quiere también subrayar que está dispuesto a traspasar el negocio «a quien quiera y tenga ganas de llevarlo». De hecho, explica que ya ha habido alguna conversación, aunque reconoce que la actual situación de crisis «está echando para atrás a muchos baristas de Cieza a la hora de embarcarse en un negocio». Pascual García lleva trabajando en la hostelería desde 1963, cuando comenzó de camarero en el antiguo bar de la gasolinera de los Galindo.

Este viernes, cuando por la ciudad se corrió la voz de que el lugar cerraba, muchos no quisieron perderse sus últimas tapas. Allí estaban los más asiduos de los últimos cuarenta años, hasta que pasadas las doce y media de la noche, uno de sus camareros, Alfonso, echó la persiana.