Las protestas de los vecinos de las pedanías del interior de Abanilla contra la anunciada construcción de una planta cementera en el paraje de la Sierra del Cantón, junto a una cantera de áridos, han tenido eco en el Ayuntamiento que, tras una reunión con los afectados, anunció su disposición a frenar el proyecto, justo cuando se acababa de cerrar el plazo de alegaciones al mismo. En la reunión, que no puede calificarse por menos que tensa, vecinos de las pedanías de Macisvenda, El Cantón y Barinas, las más cercanas al lugar elegido para la planta cementera, entre los que se encuentran numerosos extranjeros, reiteraron al teniente de alcalde de Abanilla, Pascual Martínez, que acudió al encuentro en representación del alcalde, que se encuentra convaleciente tras una operación, su oposición al proyecto ya que, según denuncian, dañará tanto la salud como el medioambiente.

Los afectados, entre los que también se encuentran vecinos de pedanías de la vecina provincia de Alicante, concretamente de las poblaciones de Barbarroja y Hondón de los Frailes, recordaron que en la zona ya se encuentra ubicada una cantera de áridos, lo que provoca el continuo paso de camiones cargados de material con las consiguientes molestias por ruido y suciedad.

A la reunión también acudió un representante de la empresa promotora de la planta cementera que intentó explicar a los vecinos que el proyecto no supone riesgo alguno para el medioambiente ni para los habitantes de la zona, «pero ni siquiera pudo concluir su explicación, porque los afectados manifestaron en repetidas ocasiones que no querían la planta y se negaron a escuchar al técnico», explicó a esta redacción el propio teniente de alcalde, que cree que tras las protestas «se esconde mucha desinformación» al tiempo que critica que el tema «se ha politizado».

Pero, añade, «el pueblo es soberano y nosotros tenemos que estar con el pueblo». De ahí que haya decidido proponer la suspensión del proyecto, una decisión que, sin embargo, deberá adoptarse en Junta de Gobierno .

«Nosotros hemos ido en todo momento de buena fe, porque creíamos, sinceramente, que este proyecto era bueno para Abanilla, porque iba a suponer la creación de treinta puestos de trabajo en una zona muy castigada por el paro, y, además, no conlleva ningún riesgo medioambiental», declara Pascual Martínez.

El anuncio está hecho. Ahora resta que la Junta de Gobierno y el pleno ratifiquen la decisión.