El Lignum Crucis que se venera y custodia en Caravaca volvió a cumplir con su ritual de la bendición de la naturaleza, celebrado en la Capilla de los Conjuros de la Real Basílica-Santuario de la Vera Cruz. El acto estuvo oficiado por el capellán de la Basílica, Alfonso Moya. A las siete en punto de la tarde la Vera Cruz iniciaba el ascenso hasta la parte más alta de la fortaleza, acompañada como es de costumbre por dos faroles que portan los diputados de la cofradía, una campana que avisa de su paso y un pequeño número de fieles debido a las reducidas dimensiones de la Capilla de los Conjuros. El momento más singular se produce cuando el capellán bendice con la Santísima Cruz los cuatro puntos cardinales desde el deambulatorio de la Capilla, protegiendo a la ciudad.