Recientemente nos dejó en nuestra localidad un vecino ejemplar, Ramón García Giménez, nacido en Molina de Segura el 1 de mayo de 1930, le vino su óbito a los 82 años de edad.

Contrajo matrimonio con Olga Carillo Lozano el 15 de septiembre de 1956, en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, teniendo tres hijos, Ramón, Olga y Emilio. Ramón tuvo que pasar por el duro trance del fallecimiento de su esposa hace diecisiete años, y posteriormente por el de su hijo menor, Emilio, en 2001, cuando solo contaba con 37 años de edad.

Ramón García destacó en su vida profesional por ser un ejemplar oficinista de la época, prestando sus servicios en empresas como Antonio Gil (Cobarro), Conservas Altamira de Espinardo, Cofrusa, Farmacia Linares o Bar El Lalo. Fue también cobrador del Banco Central y dependiente de la famosa tienda de comestibles de Maximino Moreno, ubicada en plena Calle José Antonio (ahora Calle Mayor), ya desaparecida, y que entonces era un emblemático comercio de nuestra población.

Siempre se caracterizó por ser un hombre estricto cumplidor de su trabajo, muy disciplinado y responsable para consigo mismo y los demás, aparentaba por su carácter ser una persona seria, pero los que le conocían hablan de sus virtudes y ejemplar comportamiento.

Una de sus pasiones era la música, hasta el punto de pertenecer durante varias etapas a la Banda de Molina, compartiendo equipo entre otros con Andrés López, José María Meseguer o El Panes. Dominaba muy bien la pintura, experto crucigramista de los clásicos Orión y Cábala, y seguidor del Real Madrid, aunque se jactaba del regalo de un cenicero con que le obsequió el entonces presidente del Atlético de Madrid, Don Vicente Calderón, y que guardó con especial cariño hasta sus últimos días.

A lo largo de su vida, vivió con su familia en las calles de los Garres, Raimundo de los Reyes e Isaac Peral.

Su sepelio representó una sentida manifestación de duelo.