Las vacas de la ganadería de Pedro Mereciano protagonizaron un último encierro con varios percances, aunque no hubo ningún herido grave. La manada, compuesta por cinco ejemplares acompañada de sus respectivos cabestros, llegó compactada hasta la parte alta de la población, donde se produjo el primer percance de la jornada, un hombre de unos 30 años y natural de Moratalla, que se encontraba encaramado en lo alto de un muro en la zona de la farola, protegiéndose de los animales, resbaló y cayó produciéndose varias contusiones en el brazo y en la pierna, fue trasladado hasta el Centro de Salud, donde fue curado. El segundo de los incidentes fue a escasos cien metros del Ayuntamiento, donde un moratallero de avanzada edad fue volteado y pisado por uno de los astados cuando, incitando a la vaca para realizarle un quiebre, se vio acorralado por las vallas de seguridad. Sufrió golpes de diversa consideración y salió por su propio pie de la zona acotada.

La jornada continúo sin incidentes, con la suelta de varias vacas a lo largo de la tarde, donadas por vecinos y empresas de la ciudad. La jornada se alargó hasta la madrugada con música en el reciento ferial y un castillo de fuegos artificiales que puso fin a los encierros. Las fiestas en honor al Santísimo Cristo del Rayo se prolongarán hasta el próximo martes.

Las vacas utilizaron otro camino

Como es tradicional, el ganado fue trasladado al amanecer desde la Casa Cristo hasta el inicio del encierro en la Plaza del Nazareno. Pero las reses de ayer decidieron tomar un camino alternativo, cuando cuatro de ellas se salieron del trazado y entraron a la población causando el pánico entre los recién levantados, que se encontraban desayunando en los bares y peñas de la población, como también es tradicional antes de dirigirse al encierro, y provocando el asombro de los más trasnochadores que no creían lo que estaba sucediendo. Afortunadamente no se produjo ningún incidente.