­Proambiente, la empresa que gestiona el vertedero de Abanilla, ha eludido el pago de varias sanciones económicas administrativas impuestas por la Comunidad Autónoma y derivadas de los expedientes abiertos en 2011 por prácticas irregulares detectadas en el interior del vertedero que gestiona. Se trata de sanciones que superan ampliamente los 300.000 euros.

Paradójicamente, son las investigaciones policiales las que han permitido al empresario propietario de la instalación, Ángel Fenoll, esquivar el abono. El polémico industrial ha alegado que desde el punto de vista legal no puede asumir las multas impuestas por la vía administrativa si los juzgados están investigando los mismos hechos por la vía penal y aún no se han pronunciado sobre los mismos.

Desde 2005 la empresa ha estado sujeta a cuatro expedientes sancionadores. El primero, culminado en diciembre de 2005, detectó el vertido de residuos líquidos sobre el terreno, mezcla de lixiviados de vertedero con compost, falta de presentación de toda la documentación solicitada por el Servicio de Vigilancia e Inspección Ambiental y el incumplimiento de la declaración de impacto ambiental de la que disponía el recinto desde 2001 al superarse el volumen y superficie de vertido. Por ese expediente la empresa sí pagó 109.500 euros casi cuatro años después y tras llegar con sucesivos recursos hasta el Tribunal Superior de Justicia de Murcia.

El de 2005 es prácticamente un calco de las actuaciones irregulares detectadas durante todo el año 2011 y consideradas graves por la legislación. La Comunidad culminó otros dos expedientes sancionadores sobre la planta, uno en noviembre de 2008 y otro en 2009, resueltos con multas de 15.000 y 3.000 euros.

A estos casos habría que sumarles nuevos expedientes que se solapan con la actuación de las fuerzas de seguridad, como el abierto por la detección de vertidos en vasos clausurados la semana pasada. Proambiente ha querido justificar ante la administración autonómica este último episodio alegando que sólo utiliza esos vasos para depositar la basura antes de llevarla a otro vertedero. Según la mercantil, la planta de basura mantiene su actividad desde que la Comunidad ordenara el cierre del vaso número 3 en el mes de septiembre, que sigue clausurado.

Recibe a diario unas 400 toneladas de basura de toda la comarca de la Vega Baja, residuos que trata en la nave en la que se encuentran las instalaciones de valorización y selección de materiales, además de triturar la materia orgánica en dos molinos para fabricar combustible. De esas 400 toneladas, según la empresa, entre 40 y 80 diarias no se pueden reutilizar y tienen que ir a vertedero. Como el de Abanilla está clausurado, Proambiente lleva diez meses transportando esa basura a un vertedero de Cartagena.

La mercantil asegura que, ante tal cantidad de residuos, debe utilizar todo el terreno para acumularlos, tanto los que pasan a las naves de valorización como los que no se reciclan, que reenvían a otro vertedero.