­­El obispo de Bangassou, Juan José Aguirre, firmó ayer un acuerdo con Hero mediante el que la compañía se compromete a enviar 12.000 kilos de leche en polvo, cereales y otros productos de alimentación al segundo país más pobre del mundo, la República Centroafricana, una zona azotada por el sida y que vive bajo la amenaza de Joseph Kony, el criminal más buscado por el Tribunal Penal Internacional.

Vivir en Bangassou no tiene que ser fácil. ¿Cómo se las apañan?

La vida es muy dura y la muerte sale muy barata, pero la gente lo desdramatiza todo y encuentra razones para vivir y luchar. Es una filosofía de vida completamente distinta a la del primer mundo.

¿Qué lecciones podemos aprender de este país?

Los centroafricanos no son gente dada a dar lecciones, pero sí que es digna de alabar la manera que tienen de ver la vida y de distinguir lo importante de lo superficial.

Además, viven bajo la amenaza constante de Joseph Kony, el criminal más buscado del mundo...

Este ugandés lleva cinco años cometiendo fechorías sin que nadie le ponga coto. Son miles los refugiados y torturados y tenemos una lista de unos 400 jóvenes que han sido secuestrados por la guerrilla y escondidos en la selva. El sufrimiento del país es muy grande y los misioneros hacemos lo que podemos. Sobre todo, intentamos dar ánimo y transmitirles la idea de que después de la tormenta siempre llega la calma. No obstante, allí la gente es muy religiosa y reza mucho para que sus hijos vuelvan sanos y salvos a su casa.

Gracias a la Fundación Bangassou, la calidad de vida de Centroáfrica ha mejorado considerablemente. ¿A cuántas personas están ayudando?

A unas cien mil, entre los que hay mil enfermos de sida y 8.000 niños a los que hemos logrado escolarizar. También tenemos escuelas técnicas donde enseñamos carpintería, costura y otras labores. Misión importante es la que realiza también la Casa de la Esperanza, que acoge a ancianos que han pasado por la cárcel.