«Sopa fermentada, pan duro de días anteriores, fruta en mal estado, yogures desnatados, sin ensalada, cantidad insuficiente que no se ajusta a los comensales». Es el contenido de las hojas de control de irregularidades de las guarderías de Totana, que recogen los detalles sobre el mal estado de los menús para los niños de 1 a 3 años inscritos en estos centros educativos. LA OPINIÓN informó ayer de la querella que padres y profesoras de una de las tres guarderías de la localidad, la Carmen Baró, iban a interponer contra el empresario encargado de la gestión de los centros infantiles desde enero, cuando se externalizó el servicio.

Además del testimonio de las empleadas de la guardería Carmen Baró, los padres mostraban las fotografías de uno de los platos que sus hijos podrían haber ingerido si no se hubiera detectado la anomalía por parte de las educadoras: un guiso de pescado y de guisantes cubierto de moho. Indignados, los padres informaron a este periódico de que llevarían a los tribunales al gestor de las guarderías, D.G.L., por un delito contra la salud pública y por otro de estafa, puesto que les cobraba 4,5 euros diarios «por un menú que, en muchas ocasiones, solo incluía un potito de menos de un euro que compraban las empleadas para salir del paso».

La respuesta del empresario a estas afirmaciones fue alegar que «estas quejas son una venganza de unas empleadas de la guardería Carmen Baró porque las he despedido, la prueba está en que en ninguna de las otras dos guarderías de Totana que gestiono hay quejas».

Sin embargo, media decena de padres de Doña Pepita, otro centro, se han puesto en contacto con el abogado que representa a los afectados porque quieren adherirse a la querella contra el gestor. Como ocurrió en el centro Carmen Baró, los padres de la guardería Doña Pepita se amparan en las hojas de control de irregularidades rellenadas durante enero y febrero para demostrar que «en varias ocasiones, la comida ofrecida a sus hijos estaba en mal estado, que les ponían fruta podrida, pan duro y yogures desnatados» (no recomendados para niños de 1 a 3 años).

«Nuestro único interés es que nuestros hijos estén en buenas manos. No queremos que este asunto se quede en una sanción al gestor como ya ha anunciado el Ayuntamiento, sino que pedimos que asignen a otra empresa la gestión, porque no nos fiamos de dejar a nuestros hijos en esas manos», explica Adolfo, uno de los querellantes.