Varios miles de personas presenciaron ayer, Viernes de Dolores, la primera de las procesiones del ciclo pasional lorquino y que presidió el Paso Azul. La titular de la cofradía, la Virgen de los Dolores, fue portada en su trono de plata que se estrenó hace cinco años y estuvo escoltada por miembros del Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil, con sede en Madrid.

Muchos azules calificaban de «milagro» el hecho de que el templo de San Francisco hubiera podido abrir sus puertas de nuevo solo diez meses después de los seísmos.

Uno de los momentos más emotivos de la procesión se produjo a la salida de la imagen, vestida con su manto azul y acompañada por más de 200 mujeres ataviadas con mantilla española. Bajo una lluvia de pétalos, la Virgen fue portada por más de cien costaleros.

Dentro del cortejo azul cabe destacar el estandarte guión, el Reflejo, San Juan, María Magdalena y el Ángel Velado, obras sin precedentes en el manejo de la aguja de la mujer lorquina. Ante este despliegue de lujo, las tribunas instaladas en la avenida Juan Carlos I estaban a rebosar de público.

El Paso Blanco, por su parte, procesionó con la entrada triunfal de Constantino y el Grupo Romano y su estandarte con la reproducción de la Virgen del Rosario. También ayer tuvo lugar el vía crucis al Monte Calvario, organizado por el Paso Morado.

Hoy desfila la Soledad

La procesión de la Soledad recorrerá esta noche algunas de las calles del casco histórico con un itinerario diferente al habitual. La comitiva de la Curia-Paso Negro –integrada por abogados y procuradores– no partirá a las nueve y media de la noche desde la excolegiata de San Patricio, sino desde el convento de las Madres Mercedarias. Por otra parte, esta mañana se trasladan los tronos del Paso Morado y a las 20.30 horas será la Salve a la Virgen de los Dolores en la iglesia de San Francisco.