Hasta 120 perros desnutridos han encontrado los agentes de la Guardia Civil de Murcia y el personal del Servicio de Sanidad Animal en el albergue ilegal que han desmantelado en Bullas en la denominada operación ‘Rehala’. Los animales estaban hacinados en un cercado de mil metros cuadrados.

Los agentes encontraron perros extremadamente delgados y de diferentes edades y razas, especialmente de las empleadas para la caza, como galgos, podencos, pachones y bretones, algunos hacinados en pequeños recintos cerrados.

En el momento de la inspección, dos fosas excavadas sobre el terreno servían como depósito a los cadáveres de los animales que iban falleciendo. Algunos de los restos no habían sido aún arrojados a ninguna de las fosas y estaban siendo devorados por otros perros.

Los agentes comprobaron que los canes no tenían acceso a agua y que solo se alimentaban de patatas fritas. Las instalaciones, que carecían de licencia de actividad y declaración como núcleo zoológico, y que tampoco disponían de un servicio veterinario, eran muy precarias, hasta el punto de que algunos de los animales no contaban con un refugio.

Los perros, que presentaban una apariencia esquelética y en algunos casos tenían heridas abiertas, carecían en su mayor parte de las cartillas sanitarias caninas y no habían sido vacunados contra la rabia. En el momento de la inspección, la Guardia Civil constató la muerte de al menos siete perros en las instalaciones.

Las diligencias han sido puestas a disposición del Juzgado de guardia de Caravaca de la Cruz, así como del fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo de la Comunidad Autónoma.

Hasta un año de prisión

El Código Penal sanciona con hasta un año de prisión e inhabilitación especial hasta 3 años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales, a aquellos que, por cualquier medio o procedimiento, maltraten injustificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o lesiones que menoscaben su estado físico.