La Asociación Herpetológica Murciana (Ahemur) está recuperando pequeños humedales en la Sierra de la Almenara, Moreras, Cabo Cope y Cabezo de la Jara. La organización cuenta con la financiación de Caja Mediterráneo (CAM) dentro del programa de voluntariado ambiental Volcam en su convocatoria de este año, debido a la importancia de estos ecosistemas y la puesta en marcha experiencias concretas de conservación y restauración.

Así, los voluntarios de Ahemur llevan a cabo trabajos de catalogación de los humedales y han puesto en marcha acciones para su conservación. También analizan las poblaciones de anfibios por la importancia que tienen como bioindicadores de la salud del medio natural. Asimismo, quieren fomentar la participación de la población local, para lo que llevan a cabo acciones divulgativas y se han puesto en contacto con propietarios de fincas y vecinos del entorno.

Las sierras de la Almenara, Moreras, Cabo Cope y el Cabezo de la Jara han sido declarados como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y LIC (Lugar de Importancia Comunitaria) por sus destacados valores ambientales y por la presencia de especies de flora y fauna que están amenazadas.

Los registros de lluvia en estos lugares, situados en el suroeste de la Región, son de los más bajos de toda la Península (menos de 300 milímetros anuales) y la disponibilidad de agua en superficie es muy limitada. Los escasos puntos de agua naturales o seminaturales que existen presentan problemas de conservación por el abandono de los sistemas tradicionales agrícolas y ganaderos y la consiguiente colmatación e invasión por vegetación terrestre oportunista, según señalan desde la asociación.

Por ello, su mantenimiento es fundamental para la supervivencia de las cinco especies de anfibios presenten en esas zonas: sapo corredor (Bufo calamita), sapo común (Bufo bufo), rana común (Pelophylax perezi), sapo de espuelas (Pelobates cultripes) y sapillo moteado común (Pelodytes punctatus). Precisamente aquí se encuentra el borde suroriental de la distribución peninsular para estas especies y las poblaciones presentes en ellas son muy interesantes, pues se han adaptado a condiciones ambientales poco favorables para los anfibios (aridez y baja humedad ambiental).