­Mustafá es uno de los centenares de inmigrantes que desde el miércoles pasado han convertido las tiendas de campaña del Huerto de la Rueda en su hogar. Pero este marroquí no planea quedarse mucho más tiempo en la Ciudad del Sol porque ya tiene billete para volver a su país natal. «Aquí ya no tengo nada. En Marruecos viviré mejor porque tengo casa y a mi familia».

Será su consulado el que se encargue de pagarle el billete de autobús. En las mesas informativas dispuestas ayer por el campamento, funcionarios de este organismo también informaban a otros súbditos de qué forma podían recuperar los visados que perdieron, junto con sus casas, durante los seísmos.

Los ciudadanos ecuatorianos también tenían ayer a su disposición este mismo servicio de información a la entrada del Huerto de la Rueda.

Termina el censo

Btissam y su familia, que ayer tomaban el té tranquilamente en una tienda de campaña, ya están en el censo de Cruz Roja, al igual que las 4.000 personas que comen y duermen en el Huerto de la Rueda, uno de los principales campamentos. Los voluntarios verificaron entre el domingo y ayer que todas ellas necesitan asistencia social, para lo que les dieron una pulsera que certifica que realmente necesitan ayuda. El objetivo es acabar con los ‘gorrones’ que acuden a los campamentos para comer y dormir sin ser realmente damnificados porque hay gente que no está empadronada y que ya ha tenido que demostrar que vivía en Lorca el día del terremoto, según fuentes del Consistorio.

Así, todos aquellos que tengan su casa en condiciones que no sean habitables serán trasladados hoy, previsiblemente, al campamento unificado que se montará en La Torrecilla. El resto de vecinos serán instados a ocupar sus viviendas y se les emplazará a recurrir a los servicios de atención psicológica si tienen miedo de volver a sus casas.

El Consistorio ha señalado que ya se acondicionado la ciudad deportiva de La Torrecilla, que contará con duchas y aseos en condiciones. Además, Cruz Roja seguirá atendiendo a las familias lorquinas que ya están en casa pero que no tienen qué comer y no quieren acudir al campamento.