«Estamos convencidos de que estará de nuestro lado». Así se despide el alcalde de La Unión, Francisco Martín Bernabé, en las cien cartas que ha enviado a las principales instituciones del Estado y de la Unión Europea –el rey, el príncipe de Asturias y el presidente del Gobierno, entre otros– con motivo del 21 aniversario del cese de los vertidos de estériles en la Bahía de Portmán, que tuvo lugar el 30 de marzo de 1990. La misiva va acompañada de un libro –Portmán, década de los 70, obra de Paco Baños– donde se recopilan miles de noticias publicadas en la prensa de la época que proporcionan una detallada crónica de la que puede ser la mayor catástrofe ecológica del Mediterráneo.

El objetivo de Bernabé con esta iniciativa es concienciar a las máximas instituciones del Estado de la necesidad de llevar a cabo cuanto antes los trabajos para la regeneración de este espacio degradado. Se trata de desarrollar en el menor tiempo posible el acuerdo que alcanzaron el Gobierno de España, la Comunidad Autónoma de Murcia y el ayuntamiento de La Unión para limpiar la Bahía de estériles y convertirla en un lugar privilegiado de la Costa Cálida para el disfrute de los ciudadanos.

«Estamos ante una oportunidad que no podemos dejar escapar. Hay trenes que solo pasan una vez en la vida», argumenta el primer edil unionense, quien vincula el desarrollo del proyecto con el futuro económico de toda una comarca. «Nos jugamos saldar una deuda con nuestro pasado, pero también el poder tener un futuro para toda una comarca, condenada a unas espeluznantes tasas de paro que solo tienen visos de solventarse en caso de que prospere la regeneración», continúa.

Los culpables políticos

El relato que realiza el alcalde de lo sucedido en la pedanía unionense es contundente y va directo a la conciencia de los que tienen responsabilidades políticas. Según Francisco Martín Bernabé, el estado actual de la Bahía de Portmán «es una herencia maldita que nos ha dejado la actividad minera absolutamente depredadora de una compañía multinacional extranjera que, de forma inconcebible, contó para su propósito con el visto bueno de nuestras administraciones públicas durante más de tres décadas».

Lo que pretende Bernabé es apelar a la responsabilidad política de las autoridades públicas con la finalidad de conseguir que se apruebe un proyecto «que se encuentra ya redactado, aprobado y con la declaración favorable de impacto ambiental. Para que el sueño se cumpla, solo falta la voluntad política de llevar ante el Consejo de Ministros la aprobación de la licitación de las obras».

El alcalde de La Unión ha remitido la carta a los directores de los principales medios de comunicación nacionales y regionales para que se sumen a su propósito, así como a organizaciones ecologistas como Greenpeace, ANSE y Ecologistas en Acción.

Todos podrán leer en el libro Portmán, década de los 70 el relato sobre una catástrofe medioambiental que, según Bernabé, «es de mucha mayor envergadura que la del Prestige y la de Aznalcóllar».