Millones de años antes de que el ser humano existiera, los dinosaurios eran los dueños y señores de la Tierra. Solo a través de recreaciones y fotografías podemos imaginar el aspecto que tenían estos grandes vertebrados, aunque la mejor fuente para conocer cómo eran, de qué se alimentaban y cómo vivían son, sin duda, sus huesos fosilizados y sus huellas.

Un reciente descubrimiento en la Sierra de los Gavilanes ha desvelado que hace 65 millones de años, grandes reptiles habitaron las tierras altas de la Región. El Altiplano fue el lugar donde vivieron y se extinguieron, y donde ahora varios expertos han descubierto vestigios que demuestran que entre Yecla y Jumilla habitaron dinosaurios. Se trata de grandes saurópodos y ornitópodos (hervíboros), que dejaron marcadas para siempre sus huellas unos cinco millones antes de su extinción. Según Gregorio Romero, paleontólogo de la dirección general de Bellas Artes y Bienes Culturales, se trata de las primeras huellas de dinosaurios halladas en la Región y «son bastante grandes, muy numerosas y se encuentran bien conservadas».

El hallazgo se produjo hace tres años, en 2008, cuando el director del Museo de Ciencias Naturales de Jumilla, Cayetano Herrero, acompañado de su hijo Emilio, descubrió signos que podían atestiguar que los antiguos moradores del Altiplano habían sido dinosaurios. Lo hicieron guiados por una tesis doctoral del profesor Martín Chivelet, que en el estudio que realizó en 1992 dejó entrever que era posible hallar huellas de grandes vertebrados en estratos de calizas laminadas de edad Maastrichtiense (70 a 65 millones de años), esto es, del Cretácico Superior.

Además, los expertos señalan que la conservación de estas pisadas fue posible gracias a que los saurios corrían por suelo blando y húmedo, porque hace millones de años, la Sierra de los Gavilanes no era zona montañosa, sino que estaba al nivel del mar. Así, los dinosaurios se movían por la playa, en la orilla, y esto propició que sus huellas, al haber sido inundadas por las mareas, hayan podido llegar en muy buen estado hasta nuestros días.

En un primer momento, los descubridores de las ignitas avisaron a Félix Pérez Lorente, especialista de la Universidad de La Rioja, cuyo estudio preliminar arrojó que hay repartidas unas 90 huellas en tres sectores diferentes de la ladera norte de la sierra (muy cerca del límite que separa los términos municipales de Yecla y Jumilla) que pueden ser atribuidas a dinosaurios ornitópodos (de la familia de los hadrosaurios) y saurópodos de distinto tamaño.

«Además de constituir el conjunto de icnitas cretácicas más meridional de la Península Ibérica, su importancia científica reside en ser, junto con los yacimientos del Pirineo, uno de los pocos lugares con huellas de dinosaurio próximos al momento de su extinción, es decir, unos 65 millones de años», señala el paleontólogo Gregorio Romero, que no duda en afirmar que «dadas las buenas condiciones de afloramiento que presentan los estratos en la zona, la posibilidad real de localizar nuevos conjuntos de huellas es muy grande».

No obstante, Romero da un toque de atención a los curiosos que se quieran acercar a ver los restos, y es que a falta de un estudio detallado y más extenso, por el momento el yacimiento no se puede visitar. Los restos ya han sido cubiertos con geotextil y arena para protegerlos de las inclemencias meteorológicas «hasta que se pueda colocar una cubierta que permita ponerlas en valor y hacerlas visitables». Esto, en parte, también es para evitar expolios y saqueos, que no suelen ser infrecuentes en este tipo de yacimientos.

Con este gran descubrimiento, la Región entra por la puerta grande en la lista de comunidades autónomas de España que pueden presumir de contar entre su patrimonio con yacimientos de icnitas de dinosaurio.

Los grandes reptiles no volverán a pisar tierras murcianas, pero sus pasos ya han pasado a la historia y se conservarán para siempre.