­La conexión del PSOE de Abanilla con el caso Brugal ha dado un giro inesperado. La aparición de un ‘alter ego’ de José Antonio Cutillas Rocamora, concejal socialista y candidato a la Alcaldía en las próximas elecciones municipales, podría reducir de cinco a cuatro los militantes de este partido de los que la Policía sospecha que tienen relación con operaciones irregulares realizadas por el empresario oriolano Ángel Fenoll, el magnate de los negocios de las basuras de la Vega Baja y propietario del vertedero de la localidad.

Los datos de Cutillas aparecían junto a los de otros cuatro ediles socialistas más de la época-José Antonio González Rivera, Manuel J. Martínez Candel, Dolores Mateo Rivera y María Dolores Saurín- en un informe policial de la Unidad de Delincuencia Económica en el que unas grabaciones realizadas por Fenoll ponían en evidencia «una presunta financiación irregular del PSOE de la localidad con la finalidad de que no

sean cuestionadas públicamente ni la figura ni los negocios del empresario».

Cutillas siempre defendió su inocencia contra viento y marea y no dejó de repetir incesantemente que el hecho de que su nombre apareciera en el informe policial se debía a «un error de identidad» y que ni conocía a Fenoll ni había hablado con él jamás. Su versión, de momento, ha sido corroborada por su ‘otro yo’, José Antonio Rocamora Perea, quien, a través de una carta publicada en LA OPINIÓN el pasado 27 de noviembre, confirmaba que «las alusiones publicadas referidas a José Antonio Cutillas Rocamora y sus supuestas relaciones con don Ángel Fenoll se refieren a mí, no a él» y achacaba el error a un «parecido de las identidades». Rocamora Perea -que ya ha registrado una declaración por escrito en el juzgado número dos de Cieza aclarando esta confusión- señalaba en su misiva que espera que ahora se subsanen «todos los perjuicios causados a alguien que nada tuvo que ver durante el periodo 2003-2004, mientras el PSOE de Abanilla mantuvo contactos con Fenoll».

Cutillas agradece la «gallardía y valentía» de esta persona «por salir a contar la verdad», un gesto que ahora más que nunca refuerza su argumento: «Siempre mantuve que era una víctima inocente del caso Brugal». Ahora se siente «más tranquilo», pero también quiere que se aclare «la parte judicial». «Interpondré un recurso ante el juez, pero el daño ya está hecho», comenta el perjudicado.

El concejal quiere «que se identifique al policía torpe que cometió el error de incluir mi nombre en el informe, porque está claro que no ha hecho bien sus deberes». Tras cuatro meses apareciendo en los medios de comunicación como presunto implicado en la trama de corrupción, quiere resarcirse. «Cuando se pone en juego el honor de una persona, no es para tomárselo a broma. Quiero que se depuren responsabilidades».

Flaco favor electoral

Cutillas Rocamora es consciente de que el revuelo mediático que ha ocasionado el caso Brugal en Abanilla no le ha beneficiado en absoluto en su carrera hacia la Alcaldía. «Quieren ponerme una losa para que no despegue. Aquí hay intereses solapados que no salen a la luz», apuntaba.

Sin embargo, sabe que muchos de sus vecinos nunca han dudado de su «honradez». De hecho, proclamó su inocencia hace dos meses colgando una gran sábana a modo de pancarta en el balcón de su casa, en la calle más céntrica de Abanilla, en la que se podía leer: ‘Piensa, ciudadano, piensa. ¿Dónde está el corrupto? Aquí no, aquí vive gente honrada’. La ‘sábana santa’, como él la llama, está ahora a buen recaudo «por si volviera a ser necesaria». Cutillas siente este alarde de «sinceridad» como el único medio para defenderse. El concejal, que se sentía ajusticiado antes de tiempo, llegó a decir que «si esto fuera Italia, la mafia ya me habría pegado dos tiros».

No obstante, Cutillas cree que la investigación todavía tiene que dar mucho más de sí. «Se han cebado con la oposición, con la parte más débil. ¿Es que acaso los miembros del equipo de Gobierno del PP son angelitos?», se preguntaba.

Lucha contra la corrupción

El punto fuerte del programa electoral que se propone dar a conocer José Antonio Cutillas se centra en borrar la corrupción en Abanilla y luchar «contra todos los que han dejado las arcas municipales con un déficit de entre siete y nueve millones de euros». Desde que en 1987 el bastón de mando lo tiene Fernando Molina Parra, del Partido Popular, «la democracia no ha pasado por Abanilla». Es más, el candidato socialista asevera que «los vecinos tienen miedo».

Tras vivir un «suplicio» durante cuatro meses -que incluso ha mermado su salud- Cutillas espera recuperar el tiempo perdido de cara a las municipales y demostrar a sus vecinos que él es «un hombre honrado que no se dedica a hacer trapicheos».