La empresa Vivainnova, creada por el lorquino Julián Serrano, ha conseguido crear un generador electro-mecánico impreso con forma de botón capaz de producir electricidad cada vez que se acciona y que puede hacer funcionar mandos a distancia de televisión o llaves de coches. Hasta puede permitir alimentar sensores capaces de conocer el estado de los alimentos envasados en recipientes inteligentes. «Este artilugio hará a muchos usuarios decir adiós a la pila y no tener que volver a cambiarlas nunca más, además del enorme beneficio medioambiental que esto puede suponer al evitar que miles de toneladas de dióxido de carbono sean vertidas a la atmósfera».

El comprobador de carga eléctrica para baterías es otra propuesta innovadora de la empresa y consiste en «un dispositivo embebido dentro de la batería de un coche que informaría sobre el estado de la carga», según comenta el emprendedor. En breve, cualquier ciudadano llevará dispositivos electrónicos de pequeño tamaño en su bolsillo, cartera y hasta impreso en los botones de su ropa los artilugios que en estos momentos está desarrollando Vivainnova y el resto de las empresas europeas del sector, mayoritariamente alemanas, inglesas y holandesas, sector que crecerá exponencialmente en un futuro muy futuro.

Quienes ya conocen los valores añadidos que las aplicaciones de Vivainnova están reportando a sus negocios son los empresarios de metalmecánica y de la agroindustria en la Región, para quienes ha elaborado desarrollos a la carta. En el sector del metal, la empresa ha diseñado novedosos teclados impresos que evitan roturas y reducen los costes de mantenimiento, mientras su aportación en agroalimentación está vinculada al envasado inteligente que permite acoplar en los envoltorios un generador que informa sobre el estado de los alimentos.

Las propuestas de esta tecnología sorprenden tanto por su utilidad como por la propia tecnología utilizada: la impresión. Vivainnova está ideando procedimientos que darán vida a los objetos hasta ahora inanimados y que son de gran robustez al estar hechos de plástico y tintas electrónicas, formando circuitos y componentes electrónicos irrompibles, con poco consumo energético y bajo coste. «Sólo dando a un botón se imprimen millones de unidades, reduciendo el precio final», dice el empresario, que tiene que vérselas en el mercado con tecnólogos de Asia, Europa y Norteamérica.