Así han acompañado a la presidenta brasileña sus ministros en el momento de abandonar el Palacio Presidencial. Porque el Senado ha votado sí a someter a Dilma Rouseff a un juicio político por corrupción. Y hasta que dicten sentencia dejará su cargo al frente del Estado. Seis meses de cesión que acaban con el histórico gobierno del Partido de los Trabajadores. Un golpe, supuestamente democrático, a la izquierda política que, según la presidenta, nace de un golpe, "de un impeachment fraudulento" de estado en toda regla. "Lo que está en juego no es mi mandato. Lo que está en juego es el respeto político, la soberanía del pueblo y su constitución".