El ataque se produjo cuando uno de los policías detuvo al agresor para registrarlo en un control fuera de la comisaría, tras tener indicios de que podía producirse un atentado suicida en ese lugar.

Los talibanes reivindicaron la autoría del ataque, en un momento en que la OTAN acaba de hacerse con el control del este de Afganistán y afronta un recrudecimiento de la violencia en el sur del país.

La situación es este año la más difícil desde que las fuerzas encabezadas por Estados Unidos expulsaron a los talibanes del poder en 2001.