Alonso elevó el cese del actual JEME al Gobierno tras presidir por primera vez el Consejo Superior del Ejército en el Cuartel General de Tierra. Dicha reunión, que congrega a todos los tenientes generales en activo y cuyas deliberaciones son secretas, contó con la asistencia, además del ministro y el propio JEME, del jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), general de Ejército Félix Sanz Roldán. En el encuentro, el titular de Defensa expuso a los reunidos su decisión de relevar al general García González y escuchó sus opiniones al respecto, trámite al que obliga la Ley de Régimen de Personal de las Fuerzas Armadas, que establece que el Consejo Superior de cada Ejército debe ser escuchado por el ministro antes de proponer el cese de su Jefe de Estado Mayor. Procedente del Arma de Ingenieros, con especialidad fundamental en Transmisiones, Villar Turrau fue ascendido al empleo de teniente general el 31 de julio de 2004 por decisión del Consejo de Ministros a propuesta del entonces titular de Defensa, José Bono. Villar Turrau ocupaba el cargo de director General de Armamento y Material (DIGAM) del Ministerio de Defensa desde el 14 de septiembre de 2001, por decisión del anterior Gobierno, del PP, que ese mismo día le ascendió de general de Brigada a general de División. En su etapa de general de Brigada, empleo al que fue promovido por el Gobierno ´popular´ el 28 de febrero de 1998, Villar Turrau estuvo destinado en el Estado Mayor del Ejército desde octubre de ese año hasta junio de 2000 y, desde ese mismo mes, en la Dirección General de Armamento y Material como subdirector general de Tecnología y Centros. ULTIMO ENCUENTRO ENTRE JEME ENTRANTE Y SALIENTE El pasado lunes, en la toma de posesión de los tres nuevos altos cargos de Defensa que ha nombrado el titular del Departamento, José Antonio Alonso, el general de Ejército García González tuvo una conversación con el que hoy es su sucesor en la cúpula militar. Concluido el acto oficial, el JEME se acercó al director general de Armamento y Material y ambos conversaron amigablemente durante varios minutos, según pudo comprobar Europa Press. El nombre del teniente general Villar Turrau ya fue barajado cuando el entonces ministro de Defensa, José Bono, buscaba un sustituto para el teniente general José Mena Aguado, cesado como jefe de la Fuerza Terrestre por su discurso en la Pasada Pascua Militar en Sevilla. Finalmente, Bono optó por otro de sus militares de "confianza" y situó al teniente general Pedro Pitarch en ese puesto manteniendo a Villar Turrau al frente de la DIGAM, uno de los departamentos ministeriales más importantes al estar encargado de los programas de armamento. CASO MENA El caso Mena también acarreó consecuencias para el general de Ejército José Antonio García González, que fue compañero de promoción de Mena y era amigo personal suyo. Desde el cese y arresto del teniente general Mena, Defensa restringió al JEME las declaraciones a la prensa, según confirmaron a Europa Press fuentes militares. Tras la Pascua Militar, el general de Ejército García González sólo volvió a hablar públicamente con motivo del desayuno que anualmente ofrece en el Cuartel General de Tierra a los redactores especializados en Defensa. En dicha ocasión, subrayó que las opiniones individuales no reflejan el sentir de un colectivo como el Ejército. García González también tuvo que hacer frente al cese del comandante militar de Melilla, el general Francisco Fernández, que fue relevado por decisión de Bono por el general Díez de Villegas. El general Fernández acudió a Madrid para expresarle al JEME sus divergencias con su jefe directo, el jefe de la Fuerza Terrestre, teniente general Pedro Pitarch, y su disposición a abandonar el cargo. Después de que el general García González le pidiera que se mantuviera en el puesto, esa misma semana, el Gobierno aprobó su cese como comandante de Melilla y su sustitución por Díez de Villegas. El general García González aceptó el relevo del general Fernández por entender que se equivocó en su comportamiento frente al teniente general Pitarch, si bien, en el entorno militar, se interpretó la decisión de Bono como un espaldarazo al nuevo jefe de la Fuerza Terrestre en detrimento del JEME.