Uno que anda por esos caminos del trasvase durante el verano, en bicicleta, por ser muy aficionado a eso de darle a los pedales. Y a pesar del sufrimiento, disfruto como un cosaco, por la salud que acumulo para el invierno, o simplemente por cruzarme con gente conocida o no, pues hay entre los ciclistas una especial camaradería, que sin saber quien eres te saludas durante la ruta. Y por supuesto no abandonas a su suerte a alguien parado en la cuneta.

Pero cuando veo que muchos de mis mitos ciclistas se desmoronan por el tema del dopaje me invade la tristeza. El primero fue Pantani. Después Roberto Heras. Ahora otros más, hasta doscientas fichas han sido descubiertas de ciclistas que han pasado por los apartamentos del médico detenido. Menos mal que aún conservo la fe en los 'Valverdes', que sí son trabajadores limpios de las cuestas. La dureza de las etapas, por su extensión y recorrido, la climatología adversa, el dinero que se juegan los patrocinadores, la ambición de algunos corredores, o simplemente su vanidad, hacen que tomen, a conciencia, o meramente engañados por sus directores y, lo que es peor, por sus médicos, sustancias que no sólo desvirtúan las pruebas ciclistas, sino que también acaban envenenándoles física y mentalmente. Lo que debía ser un ejemplo de pulcritud y salud se convierte en un infierno de drogas y engaños. Desde luego, no todos son iguales, pero lo que está claro es que hay demasiados ciclistas en esa situación que bordea la legalidad, por falta muchas veces de una adecuada, exhaustiva y clarificadora legislación sobre esta materia.

Manolo Saiz, director deportivo del equipo ciclista Liberty Seguros -que ya ha cancelado el contrato con él- es detenido con un maletín portando 60.000 euros (diez millones de las antiguas pesetas). También fueron detenidos Eufemiano Fuentes Rodríguez, médico, y José Luis Merino Bartres, responsable de un laboratorio de análisis clínicos de Madrid, que llevaban una bolsa con sustancias dopantes, entre ellas anabolizantes, que a lo peor iban destinadas a ser compradas por aquél para sus corredores. Jose Ignacio Labarta, adjunto del director deportivo del equipo de la Comunidad Valenciana, junto con Saiz realizaba gestiones para que sus corredores 'se beneficiaran' de la sangre tratada para ganar en hematocritos y mejorar el rendimiento en la competición, siendo un ex corredor profesional de bicicleta de montaña, Alberto León, el encargado de hacer de transportista de las sustancias dopantes y de la sangre tratada, a veces simplemente por medio de una autotransfusión, que consiste en extraer sangre a un ciclista durante los entrenamientos de alta montaña, congelarla y volverla a inyectar para la competición, aumentando así de forma artificial los hematocrito hasta el máximo permitido por la Unión Ciclista Internacional, el 50%, y así los controles antidopaje no detectaban nada anormal.

Un engaño a los demás ciclistas y a todos nosotros, aficionados al ciclismo. A ninguno justifico, ni siquiera a los ciclistas, pero admito que son los menos culpables. Sin lugar a dudas los verdaderos responsables son todos aquellos que encima ganan dinero a costa de la salud de otros, en este caso los ciclistas. Esta 'Operación Puerto' de la Guardia Civil puede llevar a ser delincuentes a más de uno, por un delito contra la salud pública, si se prueba la existencia de drogas tóxicas o estupefacientes, en todo ese trasiego de bolsas de sangre y de tratamientos para mejorar ilegalmente el rendimiento físico de unos deportistas.