Una genialidad de Pedro León poco antes de llegarse al descanso merced a un lanzamiento desde 30 metros que se coló como un obús en la meta del Hércules, le permitió al Real Murcia sumar los tres puntos en juego en uno de los clásicos del fútbol español y, de paso, romper la racha negativa que arrastraban los granas desde hacía exactamente un año de no salir airosos en sus desplazamientos.

Lucas Alcaraz, técnico grana, volvió a apostar por el mismo equipo que una semana antes vencía al Castellón para medirse a un rival que, al igual que los granas, es uno de los claros aspirantes a dar el salto de categoría.

Esa circunstancia hizo que ambos equipos se mostraran un respeto mutuo que llegaba a ser incluso exagerado, ya que ninguno era capaz de coger la manija del centro del campo y acercarse con cierto peligro al marco contrario. Con el paso de los minutos, el conjunto local fue controlando mejor la parcela ancha y comenzó, sobre todo con lanzamientos que siempre buscaban al espigado Tote, a recortar metros y a encerrar al Murcia en su parcela defensiva.

El aburrimiento y el tedio se instalaron en las gradas del Rico Pérez hasta que en el minuto 19 Juanlu se aprovechó de un error de la zaga visitante para plantarse solo ante Notario. El meta murcianista, muy atento, le adivinó la intención al centrocampista herculano y, pese a que el chut raso y fuerte de éste iba muy bien colocado, el catalán le adivinó la intención y evitó un gol casi cantado.

El Hércules volvió a tener dos minutos después otra clara ocasión para adelantarse en el marcador cuando Edu Albacar ejecutó magistralmente una falta directa y después de que el balón golpeara en un defensa grana acabó estrellándose en el larguero. En apenas dos minutos, el Hércules podía haber encarrilado un partido en el que el Murcia ofrecía una mala imagen y en donde el meta local Agassa no era más que un espectador más.

El tramo final del primer período acabó resultando clave. Y fue así porque el conjunto de Lucas Alcaraz, sin hacer nada de mérito, se encontró con una buena jugada por banda derecha que sirvió para que Pedro León hiciera el 'pase de la muerte' a su compañero Iván Alonso y éste, solo ante Agassa, tocó el balón lo justo para que primero se estrellara en el cuerpo del meta y más tarde en el poste. Era el minuto 40 y dos más tarde se produjo la jugada del partido. Pedro León se hizo con el esférico tras un pase de Iván Alonso y el muleño, tras ver al portero local adelantado unos metros, no lo pensó dos veces y desde 30 metros realizó un lanzamiento espectacular que acabó con el balón en el fondo de las mallas herculanas. Excesivo premio para el Murcia que, con sólo dos chuts a la meta rival, se iba al descanso con ventaja en el marcador y, en principio, el choque bien encarrilado.

Los primeros compases del segundo período fueron prácticamente un calco del anterior pero con una importante diferencia: el Murcia estaba mucho mejor posicionado sobre el terreno de juego, defendía con mucho orden y, si bien es cierto que su juego ofensivo se basaba única y exclusivamente en el contragolpe, ahogaba perfectamente la zona de creación herculana impidiendo que tanto Farinós como Diego Mateo pudieran surtir de balones a sus compañeros más adelantados.

Gritos contra Bordalás

El Hércules quería pero no podía, mientras que el Murcia se entregaba a fondo para defender la corta pero importantísima renta en el marcador. Pepe Bordalás, técnico albiazul, sacó al terreno de juego a dos hombres ofensivos como Sendoa y Calandria para darle mayor verticalidad al juego de su equipo, pero ni con esas ponía en aprietos la meta del catalán Notario.

El Murcia volvió a intentarlo con peligro en el minuto 65 con un lanzamiento lejos de Abel que obligó a Agassa a intervenir en una magnífica acción para evitar que el segundo subiera al marcador grana. Pedro León volvió a intentarlo con otro chut lejano 72 que Agassa atrapó sin problemas.

En esa fase del envite, el Murcia daba la sensación de tener controlado el partido por dos razones: atrás defendía a la perfección y, además, no permitía que el Hércules creara su juego. Tal fue así, que la afición herculana comenzó a tomarla contra su entrenador y el estadio gritó al unísono "¡Pepe vete ya!". Era el claro ejemplo de la impotencia que tanto el público como el propio equipo sentía en un partido que se le escapaba ante un Murcia que, por historia, es uno de sus grandes enemigos deportivamente hablando. Los minutos fueron pasando y los de Alcaraz acabaron sumando tres puntos de oro.