Confiado y sonriente a pesar de enfrentarse a un más que probable ingreso en prisión, Smiley aseguró ante el juez esta semana que "no sabía que estaba haciendo algo malo", pero que ahora era consciente de su error y se arrepentía de sus acciones.

En una historia que recuerda a las mejores películas sobre robos de Hollywood, la vida de uno de los marchantes de mapas más reconocidos de EEUU demuestra que, una vez más, la realidad ha conseguido superar a la ficción.

Smiley se familiarizó con el mundo del coleccionismo cartográfico poco después de graduarse en la Universidad de Hampshire, mientras trabajaba en el departamento de mapas en unos grandes almacenes neoyorquinos.

Cuando el centro comercial cerró, decidió establecerse en solitario en Nueva York, ampliando poco después el negocio a otra oficina en Martha´s Vineyard, donde vive con su mujer y su hijo, para finalmente dar el salto a la venta por internet.

Acuciado por las deudas, el experto decidió tomar la vía fácil para solucionar sus problemas fiscales y se embarcó en una particular búsqueda del tesoro que le llevó a sustraer 97 mapas de las principales bibliotecas y archivos del nordeste de EEUU.

Precedido por su prestigio como experto en mapas antiguos y poco frecuentes, Smiley consiguió ganarse la confianza de los empleados de las principales bibliotecas del país, sobre todo del área de Nueva Inglaterra, en el nordeste de EEUU.

A Smiley se le abrieron de par en par las puertas de los archivos más importantes de la zona, entre ellos el de la Universidad de Yale (New Haven) o las bibliotecas de Boston y Nueva York, entre otros.

En esos últimos emplazamientos sustrajo 34 y 32 mapas, respectivamente, a los que se unieron 20 en Yale, ocho en la Universidad de Harvard (Massachusetts) y dos en la Librería Newberry de Chicago, que se convirtieron en los escenarios de las andanzas de este particular ladrón de guante blanco.

Equipado con herramientas de tecnología punta, el avezado marchante escrutaba miles de libros en busca de piezas únicas que podrían alcanzar un alto precio en un cada vez más pujante mercado de los coleccionistas de mapas.

Una vez seleccionada su presa, utilizaba un bisturí láser de cirujano para dañar lo menos posible la codiciada pieza y separarla de su encuadernación, y después ofrecérsela a sus clientes habituales o tratar de venderla en su página web.

Sin embargo, un simple descuido provocado por la prisa -olvidó una de sus herramientas en "el lugar del delito"- hizo que los bibliotecarios de la Universidad de Yale (New Heaven) pusieran al FBI tras sus pasos.

Smiley fue detenido el 8 de junio de 2005 y el FBI encontró en su maletín ocho mapas, cuatro sustraídos en Yale y el resto a otras instituciones -entre ellos un mapa único del siglo XVI- que en el mercado podrían haber alcanzado un valor de 500.000 dólares.

Entre los documentos más valiosos que sustrajo destaca un mapa llamado "Speculum Orbis Terranum" -datado en 1578- con un valor estimado de 150.000 dólares.

También apareció en su poder un mapa de Nueva Inglaterra dibujado por el Capitán John Smith -fundador de la ciudad de Jamestown y al que históricamente se ha relacionado con la princesa india Pocahontas-, y valorado en 50.000 dólares.

Gracias a su colaboración con las autoridades, que ha permitido hallar y devolver los mapas a sus legítimos dueños, Smiley ha logrado rebajar una posible condena de 60 años de cárcel a sólo seis.

A ese eventual castigo el marchante deberá sumar una multa de 1,8 millones de dólares para indemnizar a sus clientes, por lo que ya ha tenido que poner a la venta casi todas sus propiedades.