Según informaron fuentes policiales, Natascha no estuvo presente en la breve ceremonia en un cementerio al sur de Viena, pero acudió a ver el cadáver de Wolfgang Priklopil, de 44 años, en el instituto forense donde se le hizo la autopsia.

La policía no comunicó dónde se encuentra la tumba del secuestrador para impedir que se aproximen a ella eventuales criminales o curiosos.

Además un alto portavoz policial advirtió de que se ha detectado la existencia de numerosos defraudadores que se hacen pasar por recaudadores de fondos para los proyectos de futuro anunciados por Natascha, entre ellos la creación de una fundación de ayuda a las mujeres maltratadas y a los familiares de las mujeres asesinadas en el norte de México.

La policía ha advertido a los ciudadanos de buena fe que comprueben fehacientemente el destino de sus donaciones ya que esos estafadores pretenden es aprovecharse del impacto mediático del caso para hacerse con dinero de forma fácil.

El sepelio de Priklopil, según informó la agencia austríaca APA, tan sólo estuvo adornado por dos coronas grandes con rosas y mensajes de "últimos recuerdos", provenientes de su madre y de la hermana de su socio en una empresa en la que había cooperado.