La filial exclusiva de Toyota lanza al mercado su precioso LC, un coupé de altos vuelos cuyas prestaciones corren parejas a su estética explosiva.

Para ir situándonos, el nuevo Lexus LC no es un deportivo pequeño. Su longitud de 4,76 metros (1,92 metros de ancho) le permite desmarcarse de los biplazas de la competencia para ofrecer dos asientos traseros de cierto desahogo y un maletero suficiente (aunque no llega a los 200 litros de capacidad). Por fuera asombra por sus líneas angulosas que marcan los futuros diseños de la firma. Concebido bajo un planteamiento más de coupé que de deportivo puro, el LC resulta formidable a la vista por su apariencia aplomada (que se completa con un trabajado bajo centro de gravedad, gracias al techo de fibra de carbono, montado según el acabado, entre otros elementos), derrochando un dinamismo no exento de elegancia. La plataforma que estrena (llamada GA-L), se ha proyectado ligera y equilibrada para conseguir un reparto de pesos cercano al ideal 50/50. Redondea la cuidada aerodinámica el alerón trasero que se despliega automáticamente al sobrepasar los 80 km/h.

El Lexus LC se vende a partir de 120.000 euros en el caso del híbrido LC 500h y de 140.000 euros para el V8 LC 500. El primero de ellos monta un sistema mixto que consiste en un eficiente motor de gasolina V6 de 3,5 litros y 300 CV (sin turbo y con ciclo de funcionamiento Atkinson), combinado con uno eléctrico de 180 CV, que dan una potencia conjunta de 359 CV. La transmisión que se ha preparado es de diez relaciones (igual que ocurre en el V8). La marca la denomina ´Multi Stage Hybrid System´ y simula un buen cambio automático creando una sensación de relación directa entre la velocidad seleccionada y las reacciones del coche. Equipa levas en la columna de dirección y los pasos entre marchas son muy rápidos. Las reacciones hablan por sí mismas: una velocidad máxima de 250 km/h con una ´cero a cien´ en solo 5 segundos. El conjunto híbrido también permite un consumo nunca visto en estas potencias, pues homologa una media de 6,5 litros por cada 100 km.

Por su parte, la versión LC 500 rinde nada menos que 477 CV, procedentes de un propulsor V8 de 5 litros de cubicaje (tampoco monta turbo), que ha heredado del estratosférico RC F. La caja automática de diez relaciones es de convertidor de par también con levas en el volante. La velocidad máxima es de 270 km/h y llega hasta los 100 km/h desde parado en 4,7 segundos. Estos guarismos no disparan un consumo de gasolina, que es bajo para su planteamiento, con una media homologada de poco más de 11 litros por cada 100 km (estamos hablando de un coche de casi 500 CV y más de dos toneladas de peso). Precisamente ese peso deja claro el poder tecnológico a bordo, pues dependiendo del acabado puede contar con las ruedas traseras directrices (ambos tienen propulsión trasera), además del paquete ´Lexus Safety System +´(frenada de emergencia, programador de velocidad activo con parada automática, cambio entre luces de carretera y cruce o alerta por salida involuntaria de carril). Tiene disponible un equipo de sonido y multimedia de la firma Mark Levinson, así como unos asientos más deportivos para sustituir a los de serie, que son de cuero. Hay muchos más elementos avanzados, como la iluminación de Led, el mencionado techo de fibra de carbono (es de cristal de serie), las llantas de 20 o 21 pulgadas y un sistema que gestiona el sonido que sale por el escape.