Cuentan los viejos que en este mundo del automóvil hubo una categoría que era objeto de deseo por todas y cada una de las personas que pensaban algún día conducir un coche. Eran los Cupés. Solo con ponerle el apellido, el coche mejoraba un montón y corría más… pero, en general, habría práctica unanimidad en que se trataba de vehículos de dos puertas de acceso, derivados de berlinas de gran serie en la mayoría de los casos y con motores musculados y recios. Cualquiera diría que estamos hablando del coche del cuñado soltero, pero lo cierto es que generaban una gran pasión y mucha gente accedió a ellos, algunos con grandes sacrificios, y dieron grandes satisfacciones a los aficionados.

Con el tiempo, y el nacimiento de los GTI, los cupés quedaron oscurecidos y solo en el recuerdo de muchos aficionados, pero, hete aquí que, de repente, los ‘SUV’, los archienemigos de todos los demás, derivaron a líneas cupé… simplificando mucho el concepto, pero vale, así lo decidimos todos y terminamos por aceptar como línea cupé las carrocerías con dos cuerpos y el trasero descendente.

Los aficionados, que nunca olvidan, agazapados en las mesas de diseño de las marcas, retomaron con entusiasmo la vuelta a la línea cupé, y, como era lógico, dados los antecedentes, poco costó añadirles un par de puertas más y así llegamos a los cupés de cinco puertas, categoría que, a juicio de la pareja, es hoy la más glamurosa y atractiva, junto con los inevitables ‘SUV’, y al margen de los inalcanzables por inasequibles coches de ensueño o ‘Dream Cars’.

El vehículo a probar

El BMW Serie 4 Gran Coupé, comparte con el Coupé la misma longitud y anchura de carrocería, pero algo más alta, tampoco mucho, no nos volvamos locos, que 1.389 milímetros no son para jugar de pívot, pero están muy bien aprovechaditos.

Las cuatro puertas y el portón llevan la utilidad del vehículo mucho más allá del sacrificio que supone un Cupé de dos puertas, convirtiéndolo en un coche más racional y presentable a la pareja. En este caso, la menos entendida, ni se entera de qué es un Gran Coupé, ni sabe nada de su historia… pero le gusta. Las dos puertas laterales traseras facilitan el acceso a esas plazas, pero entrar no es muy cómodo porque el Gran Coupé es bajo y el hueco que dejan las puertas, una vez abiertas, sin ser pequeño, grande no es.

Hemos hablado de la altura ya en un par de ocasiones. Merece la pena detenerse en ella. Para la parte experta de la pareja es, simplemente, delicioso, volver a sentir un vehículo cercano y directo, que transmite bien y rápido las sensaciones y que, sorprendentemente, tiene una gran visibilidad tanto frontal como lateral, aunque un poco disminuida por el espejo central. Comparándolo, inevitablemente, con los ‘SUV’, el experto no se siente más seguro ni menos seguro. La parte no experta de la pareja sí… pero durante poco tiempo. Y es que el vehículo está muy bien diseñado, y los asientos delanteros son profundos y sujetan muy bien (la unidad probada llevaba la muy recomendable opción de asientos deportivos), y con una altura de 1’75 metros la visión es buenísima para el conductor y pasajero. Otra cosa es el acceso.

La prueba del ‘yayo’

El coche es bajo, y el acceso al mismo viene condicionado por dicha característica. La pareja no encuentra dificultad de ningún tipo, el vástago de la pareja sube y baja como un rayo y le sobra hueco. Pero no existe ningún punto donde una persona con la movilidad reducida, pueda echar mano para ‘subir’ del vehículo a la acera. Si el yayo monta, para que se baje, mejor no aparcar pegado a la acera…

La prueba del viaje

Con dos personas, 1.000 km fueron un viaje tranquilo, relajado. Al principio, el coche parece transmitir las sensaciones con demasiada intensidad hasta que caemos en la cuenta de que es un Coupé, que vamos sentados muy bajos y que ¡de eso se trataba! El vehículo pasa entonces a pilotarse. Hasta la parte no experta de la pareja afirma que ‘conduce mejor’ con este coche, y es que la sensación subjetiva al cabo de muy poco tiempo es que el coche va sobre raíles y que la concentración en la conducción es superior. A las dos horas y poco, con más de doscientos kilómetros por popa, toca hacer la primera parada y ¡oh, sorpresa! Esas sensaciones de formar pieza con el coche y las sensaciones tan intensas, no han dejado la mínima huella, el coche no cansa y el cuerpo lo agradece. Tres horas y media después y ya en destino, la afirmación es la misma; al día siguiente emprendemos el regreso sin pereza ninguna y se puede decir que es un rutero de primera.

Con cuatro personas en trayectos medios, el coche cumplió sobradamente, los pasajeros de atrás, fueron cómodos y charlando amigablemente con los de delante, el equipaje (una maleta grande y dos pequeñas) entró holgadamente, y el coche ni se inmutó; con tres pues mejor todavía. Con cinco, tenemos un problema y la quinta plaza es para niños o trayectos muy cortos, pero ahí está.

El coche

La versión actual del BMW Serie 4 Gran Coupé tiene todo lo que se puede pedir y una gran gama de motores. Sus dimensiones son contenidas, poco más de 4’6 metros, lo que lo hace manejable en ciudad y fácil de aparcar y maniobrar en todos los aparcamientos. Es un coche bonito y que tiene muchas segundas miradas. Su comportamiento es deportivo pero civilizado y cumplirá como coche único para muchas familias.

La pareja está confundida. El ‘SUV’ parecía un concepto imbatible… pero ¿a que les suena eso de que ‘su comportamiento se asemeja a una berlina’ referido a los ‘SUV’? Bueno pues este Gran Coupé va mejor que la paradigmática berlina… a falta de probar un representante de esa categoría. En el día a día, el concepto o categoría probada se hizo más amable y amigable a cada momento que pasaba, todo pasaba a ser muy ‘natural’; al dejarlo partir… la pareja y su vástago miraron sus móviles a la vez para recuperar las fotos de ese objeto de deseo de color gris.