Con el paso del tiempo, Hyundai ha ido sumando calidad y tecnología para competir con los fabricantes generalistas europeos. En diseño también ha evolucionado, adaptando sus creaciones al gusto de los conductores de nuestro continente. La nueva entrega del i30 es un fiel reflejo de la extraordinaria progresión de la firma y trata de tú a tú a rivales tan consolidados en el mercado como los Renault Mégane, Opel Astra e incluso el Volkswagen Golf, entre muchos otros.

Por fuera llama la atención su diseño, quizá no tan rompedor como el de la anterior generación, pero en conjunto atractivo y con un aire sofisticado y tecnológico. Al crecer unos centímetros respecto a la anterior entrega (ahora mide 4,34 metros de largo y 1,80 metros de ancho), su interior gana espacio en todas las cotas, siendo uno de los mejores de su clase, especialmente en anchura para hombros y altura hasta el techo. El maletero de 395 litros de capacidad tiene un suelo que se puede regular en dos alturas para modular la carga. Delante nos han gustado, por un lado la disposición de los mandos que hace que esté todo a la mano (y el tacto de éstos, muy preciso) y por otro lado la calidad de los materiales, muy agradables a la vista y bien rematados. El puesto de conducción se adapta a cualquier morfología, haciendo que en poco tiempo nos encontremos cómodos al volante. La instrumentación, sin llegar a ser tan avanzada como la que les ha dado por poner a algunas marcas (grandes pantallas y demás soluciones virtuales), resulta fácil de leer y da información completa de los parámetros del coche.

La familia i30 se compone de tres niveles diésel procedentes de un bloque de 1,6 l. de 95, 110 y 136 CV y dos de gasolina, uno de 1,0 l. (de tres cilindros) y 120 CV y un 1,4 l. (cuatro cilindros) de 140 CV. Las mecánicas se asocian a una caja de cambios de seis marchas y en opción los dos diésel y el gasolina de 140 CV se pueden adquirir con un cambio automático ´DCT´ de doble embrague y siete relaciones. Nosotros hemos podido disfrutar de una unidad dotada del motor más potente de 140 CV de gasolina con la caja manual, un conjunto muy suave de funcionamiento, con buenas prestaciones y consumo ajustado.

En marcha nos hemos de acostumbrar un poco a la moderada respuesta del motor a bajo régimen (algo que ocurre de manera más acusada con el tricilíndrico de 120 CV). Salvada esa particularidad, que no inconveniente, cuando nos movemos por la zona media del cuentavueltas, encontramos un motor muy dulce, que apenas hace ruido y que sube bastante bien a la zona alta. Esta alegría hace del i30 de gasolina y 140 CV un coche rápido que invita a una conducción alegre en tramos revirados. Al límite es seguro y la zaga ayuda a redondear las curvas con un pequeño sobreviraje. Por lo demás, en viajes largos no cansa gracias al buen aislamiento del habitáculo y a unas suspensiones que resultan particularmente cómodas sin que la carrocería vaya suelta. La dirección permite un guiado preciso, en parte también por la monta de neumáticos (llantas de 17 pulgadas en nuestro caso), y tiene la asistencia típica de los vehículos del fabricante, suave y aislada.

En materia de consumos, este i30 sale bien parado al homologar una media de 5 litros por cada 100 km. Hemos visto consumos un litro y pico más altos, algo que no está nada mal para un coche de este segmento ya de cierta potencia.

Elegir el motor más alto (de momento) de la gama implica acabados medios y altos también. Por eso está disponible desde el nivel Tecno (a partir de 24.025 euros) con detalles como manos libres, cámara trasera, cargador inalámbrico, arranque en pendientes, climatizador, programador de velocidad, equipo de audio con pantalla táctil de 8 pulgadas y navegación, llantas de 16 pulgadas, sensores de lluvia y luces, y asistente para iluminación de carretera y cruce, entre otros. El acabado de referencia Style (desde 25.975 euros) añade tecnología LED para pilotos, faros e intermitentes, acceso y arranque sin llave, llantas de 17 pulgadas, cuadro de mandos con pantalla de 4,2 pulgadas, aviso de salida de carril, detección de ángulos muertos y aviso de fatiga del conductor (es el primer coche de la marca en incorporarlo) y frenada autónoma de emergencia, entre otros.

En resumen, un compacto bien hecho, aplomado en carretera y que resultará muy satisfactorio para aquellos que huyan de los mecánicamente complicados y ´sucios´ diésel, a los que gana en suavidad sin gastar mucho más que éstos. La caja automática incrementa el precio con este motor alrededor de 1.600 euros.